Quién es la nueva Fiscal General de España, Dolores Delgado

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Dolores Delgado, la nueva fiscal general del Estado en España, tomó posesión de su cargo el pasado miércoles,luego de protestar ante el Rey en el Palacio de la Zarzuela.

La importancia y solemnidad de ese cargo en España asumido por la exministra de Justicia que´do en evidencia por un nutrido número de funcionarios que asistieron la ceremonia entre ellos el presidente del tribunal y del Consejo General del Poder Judicial de España, Caros Lesmes, los principales miembros de la cúpula judicial y fiscal, así como el ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, y la presidenta del Consejo de Estado, María Teresa Fernández de la Vega.

Con la toma de posesión, un acto solemne de apenas cinco minutos en el que no hubo discursos, terminan los trámites preceptivos para que el nombre propuesto por el Gobierno para dirigir la Fiscalía General ocupara formalmente el cargo

Desde que el ejecutivo difundió su nombre a principios de enero, Delgado fue sometida a trámites obligatorios aunque no vinculantes: un examen de idoneidad por parte del Consejo General del Estado  (con 12 votos a favor y 7 en contra.

El pase directo de Delgado desde el Ministerio de Justicia a la Fiscalía General fue recibida con reticencias (en algunos casos, fuertes críticas) por gran parte de la carrera. Pero la exministra ha estado arropada este miércoles por la cúpula judicial y fiscal, entre ellos cuatro ex fiscales generales (además de Conde-Pumpido, Consuelo Madrigal, Julián Sánchez Melgar y María José Segarra).

La hoy fiscal de la Audiencia Nacional, donde fue adscrita hace tan solo unas semanas, tras dimitir como diputada del PSOE, aprovechó el trámite para defender que, precisamente, su condición de exmiembro del Ejecutivo “no es una debilidad sino una fortaleza”, en el ejercicio de sus futuras responsabilidades.

También insistió en que el actual sistema “preserva la autonomía y la imparcialidad” del Ministerio Fiscal.

Su elección despertó desde el principio gran recelo tanto en la oposición como en amplios sectores del ámbito judicial, tanto por el hecho inédito de que la candidata salte directamente del Ministerio de Justicia a la Fiscalía General como por la difusión de las grabaciones de una conversación que tuvo lugar en 2009 en un restaurante donde compartió mantel con el comisario jubilado José Manuel Villarejo, en prisión por orden de la Audiencia Nacional.

De hecho, el análisis de los requisitos formales para su nombramiento que tuvo lugar el pasado 16 de enero en el Congreso General del Poder Judicial (CGPJ) distó mucho de ser un mero trámite, provocando la ruptura del órgano de gobierno de los jueces con un aval que obtuvo doce votos a favor y siete en contra.

Durante su comparecencia en el Congreso la exministra de Justicia contestó a los grupos parlamentarios que cuestionaron su imparcialidad que valorará “caso a caso” si se abstiene en las causas de las que pudo tener anteriormente conocimientos.

La fiscal Delgado nació en Madrid en 1962 y hasta su entrada en el Ejecutivo la pasada legislatura ejercía de fiscal coordinadora contra el yihadismo en la Audiencia Nacional.

Ingresó en dicho órgano en 1993 y desde entonces su labor se centró en la lucha contra el narcotráfico, el crimen organizado y el terrorismo etarra y, posteriormente, yihadista, en el que se especializó tras los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid.

Cuenta con experiencia en el Tribunal Penal Internacional, donde ejerció como fiscal a partir de 2011 y preparó la documentación de la orden de arresto contra el fallecido dictador libio Muamar Gadafi para juzgarle por crímenes contra la Humanidad. Criticó duramente los recortes y práctica desaparición de las causas de este tipo en la Audiencia Nacional a cuenta de las reformas del PSOE de José Luis Rodríguez Zapatero y del PP, si bien el Gobierno de Sánchez ha prometido revertir esta situación.

PROYECTO PARA LA FISCALÍA

Como prioridades para su mandato, Delgado anunció en sede parlamentaria que apuesta por promover la motivación de los fiscales; romper el “desequilibrio” en el acceso de mujeres a puestos de la carrera fiscal; dotar de “instrumentos adecuados” los puestos de trabajo; así como dar una proyección internacional, interesando la participación de la Fiscalía en instituciones internacionales, con interés especial en el Consejo Europeo; la digitalización del Ministerio Público. Habló igualmente de introducir variaciones en el sistema de acceso a la carrera fiscal.

Sobre este punto abogó por implantar un sistema “menos memorísticos” y una bolsa pública de becas y preparadores para que todo el mundo, independientemente del nivel socioeconómico y de donde residan puedan prepararse las oposiciones.