Venezuela ¿Hacia una guerra civil?

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Por Mauricio Eduardo Colorado

Venezuela se encuentra muy agitada. El martes 5 de enero, tomó posesión una nueva Asamblea Nacional, con marcada mayoría de diputados de oposición, en una increíble reacción al estado  deprimente de la situación geopolítica de la nación, que sufre desde hace 17 años una agotada actividad social, económica, financiera y política que tiene asfixiada a la población venezolana, otrora modelo de un país exuberante, autosuficiente y políticamente estable.

La noche Chavista parece ser que está llegando a su fin, con el amanecer que representa el darse cuenta que la felicidad y la dicha tan cacareada por el socialismo del Siglo XXI, no ha dejado de ser un espejismo en el desierto, que ya no es posible sostener con promesas incumplidas, y con decretos fallidos, promulgados contra las naturales leyes económicas.

Los gobernantes de Venezuela jamás entendieron que no se puede crear riqueza por decreto, ni eliminar la pobreza prohibiéndola por medio de una ley. El presidente Maduro cree a ciencia cierta que la inflación galopante que sufre su país, la quiebra de las industrias nacionalizadas, la ausencia de alimentos y artículos de primera necesidad y las innumerables deficiencias en la producción en general, se debe a que la derecha no lo quiere.

Parece que se hace el desentendido de los resultados de las elecciones que arrojaron un resultado abrumador de votantes que le dijeron “NO ESTAMOS SATISFECHOS CON LA FORMA EN QUE GOBIERNAS” El último exabrupto del mandatario ha sido su declaración de que la oposición tratará de obstaculizar su próximo proyecto para recuperar la economía del país. (proyecto que nadie conoce, incluyendo la oposición, y consecuentemente, nadie podría saber cómo bloquearlo) El oficialismo venezolano, liderado por Maduro y Cabello no logran digerir el resultado electoral que produjo 112 diputados opositores contra apenas  55 oficialistas. Y han presentado recursos ante el cuestionado tribunal electoral, con el objetivo de evitar la mayoría absoluta en el congreso, que  le negaría toda posibilidad de gobernar a su alocado modo, que tiene al país postrado ante la economía mundial, y dependiente únicamente del favor de China.

Las acciones de Maduro, de provocar a los Chavistas a buscar los caminos de la violencia para no perder el poder formal, pareciera ser el de provocar una guerra civil, asumiendo que solo de esa manera (si la ganara) podría arrebatar  a las fuerzas opositoras democráticas, el poder perdido en las urnas. Su visita a Cuba, después de la derrota electoral, no puede más que obedecer  a solicitar el consejo oportuno del dictador cubano, que después de tomar el poder por las armas, negó para siempre  a los cubanos, el derecho a elegir libremente, y con ello a permanecer en el poder por más de 50 años.

Maduro –que ha perdido la confianza en el ejército Venezolano- pareciera que por fin ha realizado, que el rechazo electoral solo lo puede superar con la toma del poder por medio de las armas, y para ello necesita una victoria militar. Obviamente , un recurso del más bajo talante, porque estaría sumiendo a su pueblo en una masacre, si acaso no un genocidio, todo por las ansias desmesuradas del poder.

Por nuestra parte, tenemos puestas  nuestras esperanzas en el apoyo del concierto internacional de naciones, para evitar semejante y desmesurado capricho. Que Dios proteja a Venezuela.

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