Mario Huezo le debía dinero a su compañera Karla Turcios

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Imagen de El Economista LPG

Mario Huezo, presunto asesino de la periodista del grupo LPG Karla Turcios, confesó a la Cadena Univisión, que hasta el momento de que esta perdiera la vida, mantuvo una deuda con la también madre de su hijo. Huezo no precisó el monto de la deuda.

En la entrevista, que se dará a publicidad el próximo domingo, muestra un afán por mostrarse víctima de las circunstancias pero en ningún momento reconoce ser el victimario de su compañera y madre de su hijo, aunque relata que su vida conyugal no era del todo normal.

“Nunca le dije que ella me hacía feliz, que tenía una vida feliz”, contó ante las cámaras del programa “Aquí y Ahora”, con lágrimas, agregando que lo que más le gustaba de ella era “lo inteligente, lo rápida que era para responder y que siempre estaba enterada de todo”.

Ilia Calderón, periodista afrocolombiana de la cadena estadounidense, brindó un adelanto de la entrevista hecha a Huezo en un hotel de la capital salvadoreña. El detalle completo será publicado el domingo en el programa “Aquí y Ahora”.

En una primera entrega, ya se había dado a conocer que él se defiende y dice que no sería capaz de hacerle daño a la persona que compartió su vida más de cinco años con él.

Las declaraciones de Huezo fueron brindadas antes de ser arrestado por el delito de feminicidio agravado, en perjuicio de su pareja. Las autoridades, valiéndose de recursos tecnológicos, han comprobado que Huezo asesinó a la comunicadora en su casa de habitación, en un sector de clase media, en la Colonia Costa Rica, al Sur de San Salvador, y luego trasladó su cuerpo por la carretera Troncal del Norte, hasta llegar a la Longitudinal del Norte, donde arroja el cuerpo de Turcios en Santa Rosa Guachipilín, Santa Ana.

El fiscal de la República, Douglas Meléndez, dijo que el caso está relacionado a violencia económica.

Turcios desapareció el pasado 14 de abril y fue encontrada sin vida, la tarde ese mismo sábado, con bolsas plásticas cubriéndole el rostro, ropa íntima de mujer atada al cuello y rastros de violencia.