La reelección del Fiscal se ha puesto cuesta arriba

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Por Eduardo Vázquez Bécker./DL.-  Definitivamente, la reelección del Fiscal Douglas Meléndez se ha puesto “cuesta arriba”; no solo por las dificultades a las que el actual funcionario deberá hacer frente sino por las sorpresas que los diputados puedan depararle a la hora de las horas. Sin afán de querer ser pesimistas  nos atrevemos a sugerir al Fiscal que, si de veras está pensando en buscar la reelección como jefe del ministerio público, se deshaga de algunas piedras que aparentemente tiene en el zapato como ya se lo dijimos anteriormente.

Antes de ser abogado Douglas Meléndez ya era fiscal específico en 1990. Sabe perfectamente a que tipo de piedras nos referimos por lo que no puede dejar que lo sorprendan la hora de su ansiada reelección sin estar confesado.

En primer término, el fiscal debe despojarse de la idea que sus críticos somos sus enemigos, nada más falso, a veces quienes criticamos somos más amigos que los que soplan al oído del funcionario; esto no lo debe perder de vista Douglas Meléndez.

Si Meléndez se decide finalmente a buscar la reelección no debe perder de vista que hay asuntos que tiene que aclarar públicamente antes que sean utilizados en su contra. Su tendencia a utilizar la figura del testigo criteriado e informar mediáticamente sobre casos relevantes, hacerlo con lujo de detalles y posteriormente solicitar reserva total del caso es uno de ellos. Esta tendencia del fiscal mantiene en estado de indefensión y afecta definitivamente la presunción de inocencia a la que todos tenemos derecho constitucionalmente.

Otro asunto pendiente es su oferta de que iba a terminar con la corrupción institucional, comenzando por la que se presumía dentro de la misma fiscalía. Nunca como hasta la fecha habíamos escuchado tantas y tan graves denuncias contra colaboradores cercanos al fiscal que, o no se quieren investigar investigar o no se quiere informar de ello.

Entre las denuncias de más impacto que han trascendido nacional e internacionalmente están las formuladas por el empresario salvadoreño Enrique Rais quien con insistencia ha acusado a varios fiscales de “fabricar” pruebas  para justificar el caso por el cual está siendo juzgado en un tribunal de instrucción de San Salvador.

Rais ha documentado en forma detallada los pormenores con que, a su juicio, han actuado los fiscales a quienes señala de inescrupulosos y de estar” cocinando”  falsedades y fraudes procesales para evitar que le sean restituidos sus derechos ante un eventual fallo absolutorio. Así lo ha hecho saber en tribunales internacionales de Derechos Humanos y distintas cortes penales.

Rais ha descrito minuciosamente cómo, grupos de personas vinculadas al crimen organizado, se han asociado con el único objetivo de despojarlo de sus empresas con el aparente consentimiento del Fiscal Douglas Meléndez. Esto lo debe aclarar en forma transparente si quiere ser reelecto Fiscal General de la República.

Mientras la fiscalía general no abra una indagación, aunque sea preliminar y que la dé a conocer públicamente, por posibles actos de corrupción que hayan podido cometer funcionarios de su administración, su actual titular no debe soñar con ser reelecto como titular del Ministerio Público.

Otro punto a resaltar de la administración de Meléndez son los numerosos  casos de extinción de dominio que se han iniciado en casos emblemáticos para que bienes de personas que no han sido condenadas y de las que se presume su inocencia sean aprovechados por el Estado.

También se habla insistentemente que el Fiscal Meléndez ha convertido en “delito de odio” la causa por la que están juzgando al ex fiscal Luis Martínez, no por la naturaleza del delito sino por el odio personal con que lo trata la Fiscalía General de la República. Todo esto hay que aclararlo señor Fiscal.

Por si lo anterior fuera poco, el Fiscal Meléndez enfrenta otra realidad, esta vez política, que lo podría hacer que reconsidere sus intenciones de continuar a cargo del Ministerio Público:  53 de los 84 diputados de la Asamblea Legislativa, en forma casi insultante, decidieron aprobar una asignación económica de un millón de dólares  para la Fiscalía General de la República.

Decimos casi insultante porque es inaudito que esos 53 diputados hayan decidido otorgar a la Fiscalía General de la República un millón de dólares provenientes de la Contribución Especial para la Seguridad Ciudadana conocido como el impuesto a los grandes contribuyentes (telefónicas), de los 27 millones que suman en total.

En el derecho procesal civil se dice que lo accesorio sigue la suerte de lo principal pero en este caso ha ocurrido lo contrario. Según la Constitución la investigación del crimen corresponde a la FGR ” con la colaboración de la Policía Nacional Civil” por lo que es un contrasentido que a esta se le haya asignado un millón mientras que a la institución policial, a la Fuerza Armada y a los custodios de de la Dirección de Centros Penales, se le entregan 22.8 millones.

Si lo vemos desapasionadamente tenemos que la PNC, la Fuerza Armada y el Ministerio de Justicia que dependen directamente del presidente de la república,  se repartieron la parte grande del pastel sin tomar en cuenta la importancia y las necesidades de la Fiscalía General de la República.

Para saber sobre qué césped pisan sus zapatos, el Fiscal Meléndez debe cerciorarse de los propósito e intenciones de los 53 diputados que votaron semejante disparate, si están cuestionados o investigados y si lo que buscan es que no haya reelección del Fiscal. De ser así los deseos de reelegirse parecen esfumarse. La cosa se puso cuesta arriba.