La política de El Salvador en 2016

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Por Mauricio Eduardo Colorado.-

Todo inicio de año es bueno para formularnos propósitos “de año nuevo”, y mejor que ello, es cumplirlos. El tema no deja de ser contrastante  con los mensajes de fin de año, donde se exhiben “los logros” obtenidos en el año que termina, puesto que si se anuncia que en el año transcurrido ha habido logros fantásticos, lo que vendrà en el año que se inicia, no será tan espectacular. Pero ni modo, el campo de la política  es tan artificial, que muchos ciudadanos estamos acostumbrados a restarle a la propaganda un buen porcentaje de “adornos” a las declaraciones de los funcionarios y voceros de quienes administran la cosa pública.

Pese a todo lo que ocurre en los meses de diciembre y enero, relativo a las obras realizadas y a las que se ven a realizar, los salvadoreños ya hemos aprendido a restarle y sumarle mucho de lo que oficialmente nos ofrecen los políticos de todos los sectores de la vida nacional. Desde nuestra òptica, – y hechas las aclaraciones anteriores- podemos pensar que el gobierno pinta lo ocurrido durante 2015 como un año  de grandes logros, y como un gobierno generador de grandes obras y realizaciones, pero no convence a todos, porque la gente siente cada vez más presión del ambiente donde la inseguridad se posiciona en mas lugares, y con mayor fuerza.

Sirva de ejemplo las declaraciones de los empresarios de autobuses, que declaran pagar sumas escandalizadoras en concepto de extorsiones, y otro tanto en subsidios retrasados, que de ser ciertos, pronto nos veremos sin servicio público de transporte. El ejemplo propuesto es por ilustrar uno de los grandes problemas actuales, pero desde luego, no es el único.

La corrupción, la doble moral de muchos funcionarios, y su manifiesta incapacidad, el incremento de impuestos sin misericordia para nadie, son otros grandes obstáculos que acechan el desarrollo del país, y con ello el desarrollo y despegue  de la economía nacional, y la particular del salvadoreño común. Pero no solo de lamentos está llena la vida nacional.

Debemos reconocer que el gobierno parece que pretende enrumbar el país por nuevos senderos de esperanza, al anunciar 1) Cambios en el gabinete de gobierno  2) Un entendimiento con el mayor partido opositor, ARENA y 3) Buscar un acercamiento con la empresa privada. Con solo que se lograra concretar estos tres temas, tendríamos bastante,  ya que lo anterior significa que se ha caído en la cuenta que estando las cosas tal como se encuentran, el país no saldrá adelante  sin el concurso de todos los sectores  que sufren los males que todos conocemos y vivimos en carne propia.

Los que vivimos en este sagrado territorio, estamos conscientes de que será difícil recuperar el país a los niveles que se tenían antes de la guerra, pero creemos que un dialogo entre los sectores de diferentes ideologías solo puede traer beneficios.

Entender que las ideologías de izquierdas, en sus fundamentos teóricos, son tan vulnerables como las de derecha en sus extremos llevados a los experimentos en otros países. Solo para poner un ejemplo, la llamada teoría del “rebalse” que se conoció hace algunas décadas, demostró que cuando la bonanza debía rebalsar, lo que ocurría era que en vez de rebalsar para beneficiar al de abajo, se cambiaba el recipiente para impedir que las ganancias rebalsaran a favor de los demás. Saludamos con optimismo la disposición del Presidente Sánchez de reconocer que la política de su gobierno necesita un golpe de timón en relación con su perspectiva sobre la realidad del país (aunque no lo diga expresamente), y logre entendimientos con todos los sectores del país. De esa  forma, la teoría  cederá ante la práctica en beneficio de más salvadoreños que se encuentran desesperados ante la permanente crisis de inseguridad, y la económica que ya es insoportable.