Por votación casi unánime, el Senado de Estados Unidos aprobó hoy un proyecto de ley que otorga al Congreso el poder de revisar -y hasta rechazar- las negociaciones nucleares que desarrolla actualmente el gobierno de Barack Obama con Irán, informó USA Today.
El proyecto, aprobado por 98 a 1, había salido hace algunas semanas del Comité de Relaciones Exteriores gracias al visto bueno de la Casa Blanca, y aún debe pasar por la Cámara de Representantes para convertirse en ley.
Denominada Corker-Menendez, dicha enmienda no se pronuncia sobre el fondo del acuerdo marco alcanzado el 2 de abril en Suiza entre Teherán y el grupo de potencias conocido como 5+1 (China, EEUU, Francia, Reino Unido y Rusia y Alemania).
Por el contrario, el texto impondría un período de espera a Barack Obama entre la firma del acuerdo final y el levantamiento de las sanciones estadounidenses aprobadas en los últimos años por el Congreso.
Promovida principalmente por el presidente del Comité, el republicano Bob Corker, y el demócrata de mayor rango en esa comisión, Ben Cardin, la ley impide que Obama levante cualquier sanción ya en vigor contra Irán mientras el Congreso revisa los contenidos del acuerdo.
Durante 30 días, el Legislativo tendría tres opciones: votar una resolución que aprube el acuerdo, resolver bloquearlo o no hacer nada. En caso de que el Congreso se oponga al pacto, Obama tendría 12 días para expresar su veto, que el Congreso podría levantar dentro de los 10 días siguientes si cuenta con una mayoría de dos tercios.
El preacuerdo alcanzado entre las potencias e Irán estableció los “parámetros clave” de un eventual pacto sobre el plan nuclear iraní, que serviría de base para un acuerdo que podría firmarse el próximo 30 de junio.
El preacuerdo prevé que el programa de enriquecimiento de uranio del país persa sea limitado y supervisado con “controles estrictos” por un período de hasta 25 años y que el 95% del uranio ya producido por Irán sea diluido o enviado al exterior.
El gobierno de Barack Obama ha hecho reiterados llamados al Congreso para que no bloquee el acuerdo con Iran, aunque todavía existen muchas reservas sobre sus consecuencias, fundamentalmente por parte del Partido Republicano.