Regresan los bochincheros

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Por Mauricio Eduardo Colorado.-

Recientemente, un grupo de ciudadanos quisieron expresarse públicamente por medio de una reunión pacífica a celebrarse en la plaza de El Salvador del Mundo (que en el presente hace las veces  de la plaza Libertad que se ocupaba en las décadas de los 60s); sin embargo, los activistas de la intolerancia, se dieron cita en el mismo lugar y a la misma hora para frustrar y hostigar la manifestación de estos ciudadanos inconformes con algunas acciones del actual gobierno.

Estas prácticas de fuerza, que se dieron en el pasado están regresando para comprobar que el régimen es intolerante a la crítica, y prefiere exhibirse como un régimen totalitario, y no como un régimen dialogante, comprensivo y abierto al diálogo y a la crítica.

El hecho denunciado que constituye una violación a los derechos humanos de libre expresión, desde luego no ha sido denunciado por la procuraduría de los derechos humanos, probablemente porque fue una acción premeditada del partido oficial, que no admite críticas ni deja espacios para protestas de este tipo. ¿Pruebas del origen de estos gestos impopulares contra la libertad de expresión? La vestimenta ROJA y las banderas del FMLN que lucían orgullosos los agresores de los ciudadanos, a quienes desalojaron por medio del terror, de la plaza donde se expresaban con respeto a las leyes de la nación. Y la otra prueba, la participación de dirigentes del partido, y hasta miembros de la asamblea legislativa, incendiando los ánimos y promoviendo el temor entre los asistentes  con el fin de anular el deseo de expresarse en contra de algunas medidas que los manifestantes no aceptan libremente de quienes imponen  su voluntad aprovechándose de sus cargos y puestos de poder.

Para quienes observamos los hechos políticos desde la barrera, más que un acto de fuerza, la contra-manifestación roja, más que un triunfo, fue una debilidad, ya que lo que ha salido a relucir es que tienen que recurrir a estos métodos obsoletos, porque con sus  actos políticos no convencen, y recurren a estas actividades para atemorizar a quienes se atreven a expresar su inconformidad, o su rechazo a las formas que en una u otra medida desean imponer contra la voluntad del pueblo.

En realidad, estos bochincheros (incluyendo a los promotores y activistas que se prestan para realizar estas trasnochadas acciones), deberían de actuar en forma inteligente realizando acciones que el pueblo respalde, porque de seguir así, aunque bien logran momentáneamente su finalidad de sembrar el terror, en un futuro podría ser que se les revierta la acción, y les salga el tiro por la culata, como la carabina de Ambrosio, y el costo de sus violentas acciones representen reducción de votos.

Bastaría que en un alcance visionario dirigieran sus ojos a Venezuela y observen como el régimen “iluminado” de Maduro, comienza  a resquebrajarse, y caer pedazo a pedazo, con el dolor y el hambre de ese país, bendecido con el oro negro, pero que una pésima administración, ha hecho millonarios esos “dirigentes” que solo piensan en sí mismos. Dios nos libre de la práctica de regresar a los métodos radicales para someter voluntades por la fuerza y llevar a los pueblos al hambre y la vida infrahumana.