Por Mauricio Eduardo Colorado.–
Nos referiremos al caso del embajador de El Salvador ante un país europeo, que ha sido denunciado por delitos relacionados con armas, y que por su calidad de embajador, goza de fuero, el cual impide su juzgamiento, salvo que la Asamblea Legislativa, decida retirarlo.
La persona investigada, ha sido en el pasado ministro de defensa y debido a tal condición, el caso toma prestancia en el ambiente nacional, sensacionalista por excelencia. Es sabido de todo el mundo, que los enemigos naturales de lo que fue la ex guerrilla, es el ejército, y por consiguiente, sus miembros y su dirigencia.
En el caso que nos ocupa, el cargo de ministro, fue ejercido ya en la época delos gobiernos de FMLN, pero tal situación, no influye lo suficiente para borrar la pertenencia del personaje investigado al estamento militar, y por lo tanto hace resaltar la rivalidad (por no decir la enemistad) entre ex guerrilla y fuerza armada.
El caso es que la Asamblea Legislativa, tuvo la necesidad de conocer del caso sobre el fuero y resolver sobre ello. Paralelamente se ha conocido una versión originada en boca del Magistrado González de la Sala Constitucional, de que los ataques y amenazas a muerte expresadas contra los magistrados Constitucionales, provienen en buena medida de parte del Ejercito, cuyo titular en el Ministerio, es un general varias veces cuestionado por sucesos políticos de relevancia, que por ahora no merece enumerarse.
Lo cierto de todo este andamiaje se puede analizar a raíz de un inusual despliegue de la fuerza militar en las cercanías del recinto legislativo, donde se discutía el tema de si dejaba el fuero o si se le retiraba. Tenemos entendido que la Comisión respectiva que estudiaba el caso, había pronunciado un dictamen favorable al interesado, por lo que se esperaba una resolución favorable al investigado, pero debido a la innecesaria demostración de fuerza, más de algún diputado, se consideró amenazado, y cambió el resultado de la votación, dejando libre el camino para iniciar el juicio al general involucrado.
Esto hizo que tal como ocurrió al tal Ambrosio del cuento, el tiro le salió por la culata. Es oportuno mencionar también, que también se ha recurrido a la práctica prepotente y desactualizada, de hacer anuncios públicos de parte del estamento militar, con un acompañamiento de uniformados en la parte posterior del expositor, para dar la impresión de que todo el ejército respalda lo que se expresa por quien hace uso de la palabra, cuando todo el mundo conoce que en la estructura militar, todo se rige por órdenes, lo que significa que los que acuerpan desde atrás a quien se expresa, no significa que lo apoyen, sino que lo obedecen, bajo pena de ser sancionados.
Por eso, se aprecia a la legua, que muchos añoran aquellas épocas en que la voz militar predominaba sobre la voz civil, y que el peligro y la tentación de regresar al pasado, se encuentra latente en la vida nacional. Ahora que la Fiscalía y la Sala de lo Constitucional han tomado iniciativa contra la impunidad y la corrupción, cobra vigencia la consabida pregunta formulada por la historia: ¿A quién obedecen los cañones?
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