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Lecturas para el domingo: El ejército macedonio. La creación de Filipo II

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(Gentil envío de Gral Calderón) Durante el siglo IV a.C., el reino de Macedonia logró imponerse sobre el resto de estados griegos como hegemón derrotándolos en algunos conflictos que demostraron la superioridad militar de un reino considerado fuera de la órbita griega por muchos habitantes de las polis. Para lograr este puesto ventajoso, su rey Filipo II tuvo que realizar una serie de reformas militares que cambiarían la forma de combatir en la mayoría de estados griegos.

En primer lugar, mencionar la forma de combate “tradicional” que se mantenía en Grecia, que consistía en un cuerpo de ciudadanos formando en orden cerrado y armados con escudos y lanzas, apoyados por una escasa caballería y hostigadores. El hoplita, consistía en el ciudadano medio de una polis, y debía costearse su equipo, pasando este de generación en generación en algunas ocasiones.

El problema del reino de Macedonia es el de no disponer de una “clase media” tan numerosa como en la mayoría de las polis griegas, y por tanto disponer de un cuerpo de hoplitas relativamente reducido

Por ello Filipo II, educado en el arte de la guerra en la zona de Beocia, comienza a reclutar sus propias tropas profesionales haciéndose cargo el estado del coste de los equipos y adaptando las tácticas de Epaminondas a sus tropas, además con el fin de abaratar el coste de las tropas, idea una serie de reformas creando la falange de piqueros.

La gran novedad en la falange de piqueros es su armamento que consiste en primer lugar en la sarissa, una pica de seis metros de longitud que sustituye a la dori de dos metros. Este arma, resulta inútil si no es utilizada en formación, sin embargo, resulta letal en una falange cerrada de piquero, porque permite a las cinco primeras filas proyectar sus picas hacia el frente creando una especie de erizo humano casi imposible de atravesar con cargas frontales e impenetrable para la caballería, además dota a la falange de una capacidad de choque superior a cualquier formación hoplita similar.

La sarissa está compuesta por una punta y un regatón con punta, que junto a otra pieza metálica situada en el centro de la pica, permitía ejercer contrapeso en el momento del choque, la pieza central, además, se usaba para dividir el arma en dos mitades, facilitando su transporte en las largas marchas del ejercito.

Las últimas filas de la formación, en combate colocaban sus armas en posición de setenta u ochenta grados, pues teóricamente en esta posición el “bosque” de picas permitía desviar los proyectiles enemigos. Al ser un arma tan larga, eran necesarias ambas manos para poder utilizarla de manera eficaz, debiendo por ello Filipo, aligerar el peso y tamaño de los escudos, denominados pelte, el cual se llevaba colgado del brazo

Además de escudo y pica, el estado otorgaba a los falangitas de casco y grebas, pues cabeza y piernas eran las zonas menos desprotegidas en los combates. Se desconoce si los soldados portaban algún tipo de coraza aunque se ha especulado que probablemente las primeras filas poseían este tipo de equipos.

También se ha especulado el hecho de si portaban algún tipo de arma ofensiva que no fuese la sarissa, siendo probable la utilización de espadas cortas. Los soldados, eran agrupados por las denominaciones de pezhetarioi y ashetarioi, según fuesen reclutados de la alta o la baja Macedonia, y recibían un duro entrenamiento destinado a la rapidez y movilidad del conjunto, así como la práctica de maniobras y tácticas, para poder utilizar la sarissa con coordinación y evitar que estas se “enredaran” entre sí.

Aun así, el poder de la falange residía en la posición frontal, siendo esta muy vulnerable en los flancos y retaguardias. También precisaba de un campo de batalla plano, pues era la única forma de mantener cohesionada la formación.

Además de la falange, Filipo II creó un cuerpo de elite denominados hipaspistas, el cual aun hoy en día continúa suscitando debate entre los investigadores por la poca información que existe acerca de su formación y forma de combate. Se sabe que es un cuerpo de elite debido a que formaban a la derecha de la línea de batalla, siendo este el puesto reservado a las tropas de elite en Grecia, como podían ser la guardia real espartana (los celebres 300) o el batallón sagrado tebano.