La grave crisis de las finanzas y el orgullo del Gobierno

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Por  Mauricio Eduardo Colorado. –

De todos es sabido que las finanzas de nuestro país se encuentran en un estado deplorable, y que la solución de este grave problema necesita la concurrencia de todos los sectores políticos que toman las decisiones políticas de la sociedad salvadoreña.

A estas alturas de la crisis, de nada sirve echarse las culpas  de quienes o porqué hemos llegado a este momento que nos tiene al borde del colapso económico del país y con ello caer en una desestabilización gravísima con efectos claramente previsibles que nos afectarán a todos.

Para los efectos de este artículo, bástenos señalar el caso del atraso en el pago del FODES, que se supone se estará resolviendo con el pago de lo que corresponde al mes de agosto, quedando pendiente los meses de septiembre y octubre, y en menos de quince días, el mes de noviembre.

El atraso en dicho pago, ya ha dado como resultados, que muchas Alcaldías cesen en los pagos de los sagrados salarios de los servidores públicos en tales instituciones y además han  suspendido las obras que se desarrollan en beneficio de muchas comunidades.

Como consecuencia del impago, hemos presenciado que las autoridades municipales, incluyendo varios alcaldes, han participado en cierres de importantes vías de comunicación, provocando el perjuicio de los usuarios de tan importantes vías de comunicación, y sus inmediatas consecuencias como son el incumplimiento de compromisos adquiridos previamente.

A estas horas del desarrollo de la crisis, nos venimos a dar cuenta que los presupuestos de la nación, desequilibrados desde varios años atrás, y el proyecto de presupuesto del próximo año, por el mismo estilo, produce inseguridad y otros efectos que reflejan irresponsabilidad de quienes lo elaboran, y en este grave momento de falta de dinero, recurren al gastado argumento de que la culpa es de quienes gobernaron antes.

 

Sea verdad o sea invención, el país poco resolverá con determinar culpabilidades. Lo cierto es que ha llegado el momento de detener el despilfarro y actuar con responsabilidad y sacrificio. El ciudadano común rechaza con vehemencia la fácil solución que se escucha cada vez más con insistencia: Aumentar los impuestos.

Otra de las propuestas son las que proponen la confiscación de los ahorros de los trabajadores por lo que insistir en utilizar esos ahorros en paliar el presupuesto, no deja de ser una burla para el pensionado. Argumentar que los futuros gobiernos serán los que tienen que cumplir con esas obligaciones, es una falacia que no la cree ni un niño de kindergarten. Pretender que la Sala de lo Constitucional es la responsable por haber bloqueado la emisión de 900 millones en bonos, es desconocer la ley primaria de la república que claramente señala que una ley que se somete al pleno legislativo y no es aprobada, no podrá presentarse antes de seis meses después de esa votación.(Art. 143CN). La Sala, lo único que ha hecho es cumplir y hacer que se cumpla la ley.

En esta hora aciaga para el país, donde no se encuentran soluciones que beneficien a la población, es hora de dejar de lado el orgullo y entender y aceptar que es suficiente movimientos de fuerza y entrar en un verdadero arreglo entre los políticos cediendo ante la dura realidad fiscal, y proceder con cordura en busca del bienestar de todos.

Algunos empiezan a pensar que quienes proponen soluciones basados en principios políticos desfasados y que probados como fracasados en otros países, deben ser sustituidos por personas con mejor visión del futuro,  o por lo menos, escuchar propuestas de verdaderas soluciones, antes de que este caos se generalice hasta hacerse incontrolable.

La negativa a reconocer las leyes como las del escalafón, a los servidores de educación y de salud, es el ejemplo más actual de lo que pasaría con la apropiación de las pensiones. La oferta de regalar dinero a los famosos “ninis” ante la crisis que ya se siente en todo el territorio, ha dejado en evidencia que hay más  propaganda que servicios.