La Constitución: El freno a la dictadura

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Por Mauricio Eduardo Colorado.-

Quienes en nuestra juventud escogimos para estudiar los temas jurídicos y dedicamos nuestras vidas a desarrollar un pensamiento que protegiera el valor justicia, entendiendo por tal concepto “dar a cada quien lo que le corresponde” hemos tenido la oportunidad de apreciar en el diario vivir, la verificación, o la falla de los conceptos aprendidos.

A través de la historia hemos podido observar, en el desarrollo de los pueblos, cómo la persona depositaria del poder, resumía en su persona lo que ahora se conoce como los tres poderes del estado.

Bíblicamente tenemos conocimiento de casos emblemáticos en que el rey, toma decisiones que son ejemplo de gran sabiduría. El caso del rey Salomón, ante la disyuntiva de dos madres que tienen respectivamente sus hijos, y uno fallece en la noche, no puede ser más aleccionador, cuando el rey, actuando como juez, ordena partir al pequeño en dos, y entregar una mitad a cada una de las demandantes, con lo cual se descubre a la verdadera madre al implorar que, para preservar la vida del niño, implora que le den a su hijo a la falsa madre, con tal de preservar la vida de su hijo.

En ese caso, se puede observar claramente, cómo el rey, ejerce el poder judicial al pronunciar un fallo, y ejecutarlo con la orden de partir al niño en dos.

Pero el derecho tuvo la necesidad de avanzar, debido a que el tiempo pasó, y las necesidades del gobierno no podían satisfacerse por medio de una sola persona. Con el tiempo se reconoció la necesidad de separar en diferentes personas a quién elaboraba las leyes, a quién juzgaba y a quién ejecutaba lo resuelto. El devenir histórico, impuso el orden para mantener el equilibrio social y con ello la paz y armonía en la sociedad.

En la actualidad vemos con claridad que el irrespeto de las personas encargadas de cumplir sus respectivas responsabilidades da como resultado la corrupción.

En nuestro país estamos sufriendo de ese mal, en escala increíble, y con imprevisibles resultados en el mediano plazo.

Como arma de defensa de la sociedad para evitar los abusos de quienes llegan a desempeñar cargos públicos, la misma sociedad “inventó” elaborar un documento por medio de lo que Juan Jacobo Rousseau un político francés, llamo El contrato Social, es decir un acuerdo de las sociedades humanas, por medio del cual, se establecían normas, o leyes, que todos se obligaban a respetar y cumplir.

Tal idea se concretó en lo que tomo el nombre de Constitución, que es el documento básico que rige los estados del mundo.

De lo anterior, resulta que tal documento debe respetarse en forma suprema por todos los habitantes del determinado territorio en el cual rige, incluyendo a quienes gobiernan. Sin embargo, siempre se da el fenómeno de que determinados gobernantes, se enamoran del poder, y se consideran “iluminados” y apoyados por sus cercanos que les celebran sus abusos y endulzan los oídos, pretenden sobrepasar los límites de poder que se les ha concedido.

Ante estos “olvidos” (voluntarios) existe un organismo que se encarga de “recordarles” sus obligaciones y límites. Es la constitución, ejercida por quienes han dedicado su vida al estudio de la ley, y su aplicación para mantener la armonía social. Muchas veces quienes ignoran las ciencias jurídicas, se molestan porque esta autoridad les coarta sus abusos, y se dedican a despotricar contra quien ejerce el poder de aplicar la norma, En casos especiales, se puede apreciar, que gobernantes embelesados con si mismos, tratan de mantener sus incorrectas gestiones, y con su rebeldía a obedecer, crean crisis innecesarias, pero que provocan reacciones en los gobernados. El resultado es una insurrección, o una dictadura, según quien triunfe en el conflicto. En el presente tenemos un ejemplo muy claro en Venezuela, donde el gobierno enfrenta una rebelión popular, la cual el gobierno, al comprender que el pueblo tiene razón, pretende cambiar la constitución, por una hecha a su medida, que le permita legalizar la dictadura que pretende imponer.