Iglesias EEUU ofrecen refugio a centroamericanos que enfrenten deportación

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Líderes del grupo religioso Sanctuary Movement prometieron el viernes ofrecer sus iglesias como refugio para inmigrantes que enfrenten la deportación bajo una ofensiva del Gobierno estadounidense contra familias centroamericanas que ingresaron al país de manera ilegal.

La declaración tuvo lugar dos días después de que el diario The Washington Post informara que el Gobierno estadounidense planeaba una serie de medidas para expulsar a cientos de familias indocumentadas desde comienzos de enero, en el primer esfuerzo a gran escala para abordar la reciente ola de cruces fronterizos ilegales.

Líderes del denominado Sanctuary Movement, que ha protegido a al menos 10 inmigrantes de la deportación en los últimos 18 meses, criticaron la decisión del Gobierno el viernes, aludiendo a la historia bíblica de María y José buscando refugio antes del nacimiento de Jesús.

“Como pastores sabemos que cada familia es una familia sagrada”, dijo Alison Harrington, pastora de la Iglesia Presbiteriana del Sur en Tucson, Arizona. “Abrimos nuestras puertas a los José y María actuales (…) Esa ofrenda que hacemos el día de Navidad es la ofrenda de santuario”, agregó.

El movimiento, que Harrington dice agrupa a unas 50 congregaciones en una decena de ciudades estadounidenses, dio refugio en enero en Filadelfia a una mujer hondureña cuyos dos hijos habían nacido en Estados Unidos. Finalmente, su deportación fue aplazada por dos años.

El pastor Noel Anderson, coordinador de la filial Church World Service, dijo que el total de congregaciones que apoyaban el ofrecer refugio era de unas 300 en más de 20 estados del país.

Inmigrantes de El Salvador, Guatemala y Nicaragua han llegado por miles a Estados Unidos cruzando desde México desde principios del 2014. Muchos de ellos son menores solos y familias que huyeron de la extrema pobreza, las pandillas y la violencia del narcotráfico.

Harrington dijo que temía que la campaña del Gobierno atrape a muchas personas que no tienen tiempo o representación legal para preparar pedidos de asilo y “son pasadas por el sistema demasiado rápido”.

Reuters