EXIGIMOS RESPETO… ¡ESTAMOS HARTOS ¡!!!!!

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Por Mauricio Eduardo Colorado.- Por años -por no decir por siempre- las campañas electorales han sido un verdadero castigo para muchos pobladores, que tienen que tolerar y soportar una serie de hechos y promesas que ofrecen los aspirantes a puestos públicos, quienes en su afán de llegar a ocupar un cargo público, no se miden en sus ofertas y expresiones, llegando a situaciones de irrespeto que los votantes-ni modo- se ven obligados a escuchar, observar y tolerar lo que el pretendiente tiene que decir para lograr la aprobación del ciudadano, y otorgarle, llegado el momento, su aval, por medio del sufragio.

Posiblemente en los tiempos pretéritos el fenómeno electoral no era tan agobiante como ahora, porque los medios de comunicación no habían tenido el desarrollo moderno, que logra penetrar hasta en los mas recónditos lugares, públicos y privados, a cualquier hora y en cualquier momento.

Los medios de comunicación, visuales o audibles, han llegado a tal grado que el público a quien van dirigidos los mensajes, tiene menos posibilidades de renunciar a enterarse porque en cualquier momento y cualquier parte existe acceso a los medios, los cuales hábilmente han logrado penetrar en la voluntad de los oyentes a permitir los mensajes de propaganda.

Bien por los medios, porque esa es una de las misiones del comunicador: lograr que el mensaje del interesado penetre en el público. Sin embargo, dentro de todo ese maremágnum de mensajes y propaganda, se tiene que pedir respeto para el público, ya que en determinados momentos, lo que es un mensaje político se convierte en insultos, y ofensa  no solo para el adversario, sino que también para el oyente, voluntario o involuntario del mensaje.

Este fenómeno, que en el pasado solo lo escuchaba quien asistiía a los actos públicos, ahora llega a toda la población, sin distinción de clases, edad sexo, nivel cultural, ni distingos de ninguna clase. Hay que reconocer que pese a que las leyes regulan el tiempo al que puede dedicarse la propaganda política, la realidad es muy otra, porque cuando ese tiempo llega, ya los ciudadanos están cansados de ver y escuchar el mensaje político, el cual los interesados se las buscan, para evadir responsabilidades.

Pero el colmo es que algunos candidatos –no todos- ni siquiera cuidan su lenguaje y dentro de sus expresiones es frecuente oír frases de mal gusto y palabras fuera de orden que dentro de los medios solo se consideran vulgaridades, que algunos reconocen como machismos y falsas expresiones de hombría o valor. Esta forma corriente de expresarse sobrepasa la receptibilidad del oyente, quien en determinados momentos, llega a hartarse de escuchar tales insultos, que aunque vayan dirigidos al oponente, obligatoriamente los escuchamos todos.

El pueblo tiene el derecho de escoger quien lo gobierne, y dentro del estado democrático, cabe cualquier opción, dentro de un abanico de gente educada, hasta el mas patán que con sus frases y señales, consideran que se lucen, y que ganan adeptos.

Pero así como existen quienes celebran tales malcriadezas, también existe una gran masa social que rechaza por ofensivas, tales expresiones “populistas” En la  actual campaña, aun nos resta lo que falta de diciembre  y todo enero de 2019, para soportar todo lo que venga. Pero los políticos deben de tener claramente definido, que por mas que traten de popularizar su vocabulario y expresiones, el pueblo merece respeto, aunque la cultura general sea deficiente, porque la ignorancia o la falta de educación, generalmente no es culpa del oyente, sino de los gobiernos que no han logrado cumplir con su misión de educar debidamente a todos los habitantes del territorio. Respeto pues, a quienes participan en esta justa electoral. El pueblo lo exige y se lo merece.

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