Construyen un ejército de robots para combatir el cáncer

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Los robots no son unos recién llegados en esto de la medicina. Si has pasado alguna vez por la mesa de operaciones o lo ha hecho algún familiar recientemente, sabrás que muchas de las técnicas empleadas por los médicos pasan por el uso de robots.

Estos chismes ya son capaces de introducirse en nuestro cuerpo para llevar a cabo cirugías, introducir soluciones medicamentosas durante las operaciones o incluso moverse por los recovecos más difíciles de la anatomía humana. Y es que las manos y el instrumental médico no siempre son tan anatómicos como para colarse en determinados lugares. Pues bien, ha llegado la hora de que los robots empiecen a hacer frente al cáncer de una manera mucho más efectiva y precisa.

Los investigadores del Philips Innovative Technologies de Hamgurgo (Alemania) acaban de presentar una nueva solución basada en un enjambre magnético de varios robots microscópicos, de ahí que podamos considerarlos un ejército. Estos serían perfectamente capaces de ejecutar determinadas tareas usando campos magnéticos.

El avance que han desarrollado estos científicos tendría directamente que ver con el funcionamiento de los campos magnéticos, ya que hasta ahora había sido muy difícil manipular estos dispositivos microscópicos de una manera precisa.

La novedad fue publicada el 15 de febrero en el Journal Science Robotics. El autor del estudio, Jürgen Rahmer, ha declarado a Live Science que este enjambre robótico podría trabajar eliminando todas esas diseminaciones cancerígenas de los tumores de una manera mucho más específica que a través de los sistemas que por ahora se utilizan.

¿Qué conseguiríamos con eso? Pues dejar prácticamente intactos los tejidos sanos, porque el robot magnético actuaría de una forma totalmente selectiva, con la ventaja de dejar las mínimas secuelas físicas en los pacientes. Se espera, además, que la acción de este nuevo hallazgo científico también pueda servir para crear e insertar implantes médicos que muten con el tiempo y se adapten a cada persona a medida que vaya curándose.

Lo que han conseguido a través de esta técnica es que los diferentes tornillos magnéticos que van unidos a este sistema puedan girar en varias direcciones y al mismo tiempo puedan hacerlo con total precisión.

Dentro de estos tornillos podrían incrustarse pastillas microscópicas inyectables, de modo que la medicación podría llegar directamente al cuerpo humano de manera específica, apuntando justo en las células malignas y no en todos los tejidos, incluyendo los enfermos y los sanos. A su vez, hay que indicar que estas cápsulas serían metálicas, lo que impediría que la radiación se diseminara más allá de lo debido o necesario.

Sobre su integración en la medicina actual todavía no se ha hablado, pero todavía es pronto para encontrar este mecanismo como solución común en los salas de operaciones. Sin embargo, la ingeniería promete y no sería extraño que pronto lo viéramos combatiendo el cáncer en los hospitales.