El magnate mexicano Carlos Slim está vendiendo su mansión en Nueva York. Si usted quiere compararla no tiene más que comunicarse con la subastadora Sotheby´s y decir que está dispuesto a pagar su precio. Nada menos que 80 millones de dólares.
La residencia se encuentra situada en el número 1009 de la Quinta Avenida, frente al Museo Metropolitano de Nueva York y a unos pasos de Central Park.
El inmueble, considerado una joya histórica de Manhattan, lleva cinco meses en el mercado con un precio de 80 millones de dólares, el más alto que se haya fijado en la región.
Slim, considerado por la Revista Forbes como el segundo hombre más rico del mundo busca duplicar su inversión con esta transacción. Slim adquirió la propiedad en julio de 2010 por un coste de 44 millones de dólares y entonces anunció que la habitaría cada vez que tuviese que viajar por negocios a la costa este de Estados Unidos. Ahora, la prestigiosa casa de subastas ha dado la máxima publicidad a la casa en internet, mostrando por primera vez sus interiores, a sabiendas de que el mercado que la puede comprar es limitado y de que su próximo dueño puede estar en cualquier parte del mundo.
La construcción de 6.000 metros cuadrados data de 1901 y está compuesta por siete plantas y un sótano. En total, la vivienda tiene 25 estancias, 8 habitaciones y 10 baños completos. Los planos fueron diseñados por la firma Welch, Smith & Provot y plasmaron el estilo Beaux Arts con detalles neoclásicos —frecuentemente usado en las construcciones de principios del siglo XX— en los salones y la fachada del inmueble. El palacete se encuentra en la esquina de la Quinta Avenida y la calle 82 y desde las ventanas se aprecia la entrada del Museo Metropolitano.
La famosa residencia también es conocida como la casa Benjamin N. Duke por el nombre de su primer propietario, un empresario de las industrias textil, energética y del tabaco. Duke presidió la American Tobacco Company en sus años de mayor éxito y heredó el edificio a sus hijos y nietos. Sus descendientes decidieron vender la vivienda en 2006 a Tamir Sapir, un magnate de los bienes raíces, por 40 millones de dólares. Sapir fue un inmigrante georgiano que comenzó como taxista en la Gran Manzana para después labrar su fortuna a través de la compra y venta de bienes raíces. Uno de sus últimos negocios fue vender la lujosa propiedad a Slim.
Según Forbes la fortuna de Carlos Slim podría rondar los 64.000 millones de dólares construida supuestamente a través de negocios relacionados con la telefonía y el negocio de las farmacias. Su influencia se hace sentir en toda Latinoamérica, incluido El Salvador, y en buena parte de Europa.