Una persona murió y nueve resultaron heridas este sábado en un atentado contra el consulado italiano en El Cairo, en el primer ataque contra una misión diplomática desde que los grupos yihadistas lanzaran una ofensiva contra las fuerzas de seguridad egipcias hace dos años.
La explosión se produjo sobre las 06H30 (04H30 GMT), cuando el consulado estaba cerrado, y destrozó parte de la fachada del edificio, situado en el centro de la capital.
Un civil murió y nueve personas resultaron heridas -policías y viandantes-, indicó a la prensa un portavoz del ministerio de Salud, Hosam Abdel Ghafar.
Un responsable de seguridad indicó a la agencia de prensa oficial Mena que las primeras investigaciones apuntan a una “bomba, colocada por desconocidos en un automóvil estacionado cerca del consulado y activado a distancia”.
“Bomba contra nuestro consulado en El Cairo, no hay víctimas italianas. Estamos junto a las personas afectadas y nuestro personal. Italia no se deja intimidar”, declaró por su lado el ministro italiano de Relaciones Exteriores, Paolo Gentiloni, en Twitter.
Desde que el ejército derrocó al presidente islamista Mohamed Mursi, en julio de 2013, varios grupos yihadistas han multiplicado los atentados contra las fuerzas de seguridad, matando a centenares de policías y soldados. Varios diplomáticos aseguraron recientemente a periodistas que la policía había alertado en los últimos meses sobre posibles ataques contra embajadas.
Los alrededores del consulado estaban inundados después de que reventara una tubería con la explosión y se veían cristales esparcidos por el suelo, constató un periodista de la AFP. El cónsul acudió al edificio para comprobar los daños y rechazó hablar con la prensa.
– Controvertida ley antiterrorista –
Los atentados más mortíferos han tenido lugar en el norte de la península del Sinaí (este), donde está presente el brazo egipcio de los yihadistas del Estado Islámico (EI).
El grupo lanzó el 1 de julio una serie de ataques sin precedentes contra las fuerzas de seguridad, causando decenas de muertos, entre ellos 21 soldados, según el ejército.
Pero El Cairo y las ciudades del Delta del Nilo tampoco están al margen de estos atentados. El 29 de junio, el fiscal general fue asesinado en la capital, en un espectacular atentado con bomba.
A raíz de esos ataques, el presidente Abdel Fatah Al Sisi, exjefe del ejército, que urdió el derrocamiento de Mursi, prometió una legislación más dura para “luchar contra el terrorismo”. Su gobierno aprobó un proyecto de ley antiterrorista, que aún no ha sido promulgado, tras las numerosas críticas de los periodistas y de los defensores de los derechos humanos. El artículo 33 preconiza, por ejemplo, un mínimo de dos años de cárcel por publicar “falsas informaciones sobre ataques terroristas que contradigan los comunicados oficiales”.
Los grupos yihadistas dicen actuar en represalia por la sangrienta represión de las autoridades contra los partidarios de Mursi, que ha dejado 1.400 personas.
Las potencias occidentales, que habían denunciado esa represión en un primer momento, brindan ahora su apoyo al régimen de Sisi, que se presenta como el adalid de la lucha contra el yihadismo en la región.