Una oportunidad única para derrotar a la corrupción en Honduras

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El presidente hondureño, Juan Orlando Hernández (izq) y el Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro (der).

Por Luis Almagro*

Este 19 de enero, firmaré con el Presidente de Honduras Juan Orlando Hernández, el acuerdo fundacional que crea la Misión de Apoyo contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras, MACCIH.

El acto en sí refleja el cierre de un arduo proceso de negociaciones y diálogo en el que participaron todos los sectores de la sociedad hondureña, desde el propio gobierno, los partidos políticos, hasta el sector privado y los principales actores de la sociedad civil, así como el grupo de los llamados “Indignados” que cumpliese un papel fundamental en elevar este tema en la agenda nacional e internacional.

También hemos mantenido un estrecho contacto con la familia de Naciones Unidas y actores claves de la comunidad internacional.

Se trata de una iniciativa sin precedentes que tiene como objetivo abatir la corrupción y la impunidad y producir una reforma estructural en la administración de justicia en un país que le dijo basta a la corrupción. Es una oportunidad única de revertir la historia en Honduras e iniciar un nuevo curso de acción, inspirados en la transparencia y la probidad republicana.

No será una tarea fácil, con la gloria esperando a la vuelta de la esquina. No habrá gratificación inmediata, porque se trata de generar un cambio cultural que impregne las instituciones y a toda la sociedad.

La corrupción y su correlato en la impunidad son males endémicos, no solo de Honduras, que erosionan la confianza de la ciudadanía en el sistema político, en la democracia como tal. Así, la idea de que todos somos iguales ante la ley se transforma lamentablemente en una retórica vacía de contenido.

Por ello, no es hora de diagnósticos, es hora de actuar y generar ejemplos válidos para todos, de que es posible ser político y honrado, ser empresario y ser transparente en las transacciones financieras, ser funcionario público y poner el interés del Estado por encima del personal.

La Misión estará integrada por fiscales, jueces y expertos internacionales que seleccionarán, asesorarán, evaluarán y certificarán a un grupo de fiscales y jueces hondureños, quienes estarán a cargo de investigar casos relevantes y perseguir a las redes de corrupción.

Se contará además con un sistema de recepción de denuncias (sean públicas, anónimas o confidenciales) certificado por la MACCIH. Los casos de corrupción que surjan de este sistema, en los cuales la MACCIH seleccione y decida colaborar activamente, serán notificados a las autoridades hondureñas competentes.

La modalidad de “colaboración activa”, permitirá ir afianzando la actividad de la justicia local sobre la base de un claro modelo de supervisión, monitoreo y certificación. La misión cuenta con un equipo de profesionales de primera línea, multinacional y multidisciplinario cuyo vocero será el ex Primer Ministro y ex Ministro de Justicia del Perú, Juan Jiménez, quien cuenta con una amplia experiencia en trabajos anti-corrupción en el mundo en desarrollo.

La MACCIH es independiente política y financieramente, lo que ofrece las mayores garantías de poder promover la transparencia que reclaman los ciudadanos hondureños y actuará guiada por los principios de independencia profesionalismo, autonomía, neutralidad y transparencia.

La Misión también trabajará junto a la sociedad civil en la creación de un observatorio que monitoree y evalúe el funcionamiento del sistema judicial hondureño. En mi diálogo al más alto nivel con el gobierno de Honduras se me ha garantizado que la MACCIH contará con pleno acceso a información, documentos, archivos, bases de datos y registros públicos para llevar a cabo las tareas de investigación y persecución de casos que involucren redes de corrupción. Esto es indispensable para poder ir adelante.

Por otro lado, me comprometo a garantizar que la MACCIH no será una formalidad más. Por el contrario, yo mismo me involucraré periódicamente para asegurar que cumpla con el mandato establecido y por ello he solicitado a todos los involucrados que nos abran una cuota de confianza, ya que se trata de un emprendimiento que puede transformar al país en la dirección correcta.

Queremos trabajar con todos los hondureños para el bien del país. En esa ruta nos guiamos por la Convención Interamericana contra la Corrupción, que no puede ser un texto de biblioteca de leguleyos sino una inspiración para generar una cultura efectiva de transparencia, rendición de cuentas y probidad republicana.

* Luis Almagro es el Secretario General de la OEA.