Tras casi cuatro décadas de mantener encerrado a un hombre acusado de cometer un crimen, encerrado por haber cometido un crimen, el estado de Tennessee lo ejecutó el jueves con la silla eléctrica. David Miller, el preso más veterano de los cerca de 60 que se encuentran en el corredor de la muerte, fue el segundo preso que en poco más de un mes prefirió morir electrocutado que con una inyección letal, en su caso por matar a su entonces pareja en 1981.
A Miller, blanco de 61 años, lo declararon muerto a las 19.25 CT tras recibir dos descargas eléctricas en la Institución de Máxima Seguridad Riverbend, en Nashville, según notificó el Departamento Correccional de Tennessee.
Primero recibió una descarga de 1,750 voltios durante 20 segundos, seguida por una pausa de 15 segundos y una segunda descarga también de 1,750 voltios de 15 segundos antes de ser declarado muerto.
La de Miller fue la tercera ejecución del año en Tennessee y la número 23 en todo el país, las mismas que en 2017.
Miller fue ejecutado por asesinar la noche del 30 de mayo de 1981 a Lee Standifer, una chica con discapacidad intelectual con la que salía.
Standifer, de 23 años, apareció muerta -golpeada y apuñalada- la mañana del 31 cerca de la vivienda en la que residía Miller en Knoxville (Tennessee) después de que los dos fueron vistos juntos la noche anterior.