Papa Francisco denunció hoy la situación de la actual crisis humanitaria donde más de 65 millones de personas en el mundo se han visto obligadas a abandonar su hogar.
“La crisis humanitaria más grande después de la segunda guerra mundial”, afirmó el Pontífice a los participantes de un encuentro sobre migración forzada, la crisis y la integración de los refugiados y migrantes: “Son hombres y mujeres, chicos y chicas que no son distintos de los miembros de nuestras familias y de nuestros amigos. Cada uno de ellos tiene un nombre, un rostro y una historia, así como el inalienable derecho de vivir en paz y de aspirar a un futuro mejor para los propios hijos”.
“Sepan también ser valientes en el responder a las necesidades de los refugiados del tiempo presente. Como alumnos de los padres jesuitas, les hará bien, en el momento de tratar los problemas que experimentan los refugiados, recordar sus raíces ignacianas”, afirmó el Papa a los miembros de la Confederación Europea y la Unión Mundial de Ex Alumnos y Alumnas de los jesuitas.
A ellos, les pidió ayuda, “a través de actos de misericordia que promuevan su integración en el contexto europeo y más allá de éste” para que la Iglesia pueda dar respuesta a la crisis de refugiados: “Recuerden que la auténtica hospitalidad es un profundo valor evangélico, que alimenta el amor y es nuestra mayor seguridad contra los viles actos de terrorismo”.
“Ayuden a transformar sus comunidades en lugares de bienvenida donde todos los hijos de Dios tengan la oportunidad no sólo de sobrevivir, sino de crecer, florecer y dar frutos”, destacó Papa Francisco.
