El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, ganaría muy cómodamente su segunda reelección en los comicios de noviembre según un sondeo de intención de voto, publicado el pasado lunes, que le dio una ventaja de más de 58 puntos sobre su rival más cercano. La encuesta, de la firma M&R Consultores, fue realizada en la última semana de julio entre 2.000 personas
El Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) de Ortega obtuvo un 62,8 % de la intención de voto, seguido con un escaso 4,7 % por el abogado y ex diputado Maximino Rodríguez, un ex rebelde derechista del Partido Liberal Constitucionalista (PLC) que emergió como su principal rival. Un 27 % prefirió no contestar.
El PLC emergió como segundo en las preferencias de los votantes después de la controvertida fractura interna del Partido Liberal Independiente (PLI) que en el sondeo se ubicó tercero con un 3,9 %. Las encuestas prevén además que el FSLN de Ortega, un ex guerrillero izquierdista de 70 años, renueve su amplia mayoría en la Asamblea Nacional de 90 escaños en las elecciones del 6 de noviembre.
En un estudio similar en junio Ortega obtuvo un 65 % dentro del margen de error de 2,24 % respecto a la actual medición que concluyó un día antes que el mandatario designara a su esposa y portavoz Rosario Murillo como su candidata a vicepresidenta. Tras un primer paso por el gobierno en la década de 1980, Ortega volvió al poder en el 2007 y logró una reforma constitucional en el 2014 que eliminó los límites a la reelección presidencial.
Nicaragua: Surge otra dinastia
Daniel Ortega fue uno de los líderes de la Revolución Sandinista que terminó con la brutal dictadura de Anastasio Somoza (1967-1979) y permitió la instauración de la democracia en Nicaragua. Fue presidente entre 1985 y 1990, año en el que dejó el poder tras perder las elecciones frente a Violeta Barrios de Chamorro.
Tras pasar 17 años en la oposición, volvió al gobierno con el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) en 2007. En esta nueva etapa se integró a la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) y forjó una alianza de hierro con la Venezuela de Hugo Chávez y Nicolás Maduro. En paralelo, se dedicó a socavar los fundamentos de la democracia que él mismo había contribuido a establecer.
Su mayor hito fue la reforma Constitucional de 2014 que, en los hechos, creó un régimen democrático autoritario: habilitó la reelección presidencial indefinida y eliminó la segunda vuelta electoral, lo que le permite a un partido ganar con una exigua minoría, siempre que sea el más votado.