Ortega ataca ciudad de Masaya, bastión de la resistencia nicaraguense

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Vaticano.- El Nuncio apostólico en Nicaragua Stanislaw Waldemar Sommertag, emitió este martes un emotivo mensaje contra la violencia en ese país y llamó a retomar el diálogo nacional, para superar la crisis sociopolítica que se ha cobrado más de 351 vidas. Las declaraciones del Nuncio Apostólico se produjeron mientras el gobierno nicaragüense ataca el histórico barrio de Monimbó de la ciudad de Masaya.

“¡Atacan Monimbó! Las balas están llegando hasta la parroquia María Magdalena, en donde está refugiado el sacerdote” de ese templo, denunció en Twitter el arzobispo auxiliar de Managua, Silvio Báez. “Quisiera expresar en nombre del Santo Padre (Francisco) y de la Santa Sede mi profunda preocupación por la grave situación que se está viviendo en el país”, aseguró el nuncio Sommertag.

“Llorando por todos los muertos y rezando por sus familias, hago, con todas mis fuerzas humanas y espirituales, un llamado a las conciencias de todos, para lograr una tregua, y permitir un rápido regreso a las mesas del diálogo nacional, para buscar juntos una solución adecuada y resolver así la crisis”, dijo Waldemar.

El ataque de ayer fue el tercero del Gobierno realizado contra Masaya desde que inició la crisis en Nicaragua. Solo en Masaya se han producido al menos 35 muertos en lo que va del conflicto de 90 días.

https://youtu.be/NfP9YIwQqRI

“No es aceptable pensar que los muertos y las víctimas de la violencia pueden solucionar una crisis política y garantizar un futuro de paz y prosperidad en Nicaragua”, afirmó el nuncio, de origen polaco, y cuya misión inició en junio pasado.

La Iglesia católica ha tenido un papel determinante en la crisis de Nicaragua, ya que el clero ha caminado literalmente entre las balas en más de una ocasión para salvar decenas de vidas en diversas ciudades que han recibido ataques similares, incluyendo Masaya en dos ocasiones.

El 9 de julio, Waldemar, así como el cardenal Leopoldo Brenes, el obispo auxiliar de Managua Silvio Báez, y varios sacerdotes, fueron agredidos físicamente por grupos afines al Gobierno, cuando intentaban rescatar a un grupo de paramédicos en la basílica de la ciudad de Diriamba (Pacífico), que estaban sitiados por las “fuerzas combinadas”.

El episcopado actúa como mediador y testigo del diálogo nacional entre la Alianza Cívica, que representa a la población, y el Gobierno, que representa a Ortega.

El diálogo se encuentra detenido debido a la fuerte violencia que atraviesa Nicaragua.

La CIDH y la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH) han responsabilizado al Gobierno de Nicaragua por “asesinatos, ejecuciones extrajudiciales, malos tratos, posibles actos de tortura y detenciones arbitrarias cometidos en contra de la población”.