En la obra de Hasan al Banna, fundador de la Organización de los Hermanos Musulmanes de Egipto y considerado padre del islamismo moderno, y de Sayyid Qutub, intelectual egipcio y miembro de dicha agrupación, puede encontrarse el germen de la violencia yihadista que hoy se expande en Medio Oriente, desde el califato del Estado Islámico hasta el accionar de los “lobos solitarios” del terrorismo islámico.
Al Banna fue uno de los varios pensadores musulmanes que se alarmó por los intentos de reforma y modernización del Imperio Otomano y la creciente influencia de las ideas de la Ilustración europea. Por ello, impulsó un fuerte compromiso religioso como arma para conformar una alternativa a la ideología de nacionalismo secular que ganaba popularidad.
Preocupado, desde su perspectiva, por la comunidad musulmana, fundó un movimiento político motivado principalmente en la lucha contra la secularización, una “amenaza” creciente luego de la fragmentación en estados seguida a la disolución del Imperio Otomano. Los Hermanos Musulmanes buscaban el poder en Egipto, pero su ideología no conocía de fronteras y se expandió en la región, dando origen a organizaciones como Hamas y, eventualmente, el Estado Islámico.
No obstante, la ideología de Al Banna no estaría completa para llegar a la situación actual sin la intervención de Qutub, uno de los principales teóricos del islamismo contemporáneo en su rama más radical.
Su aspiración no fue menor: conceptualizó la yihad como “una perpetua revolución islámica a escala mundial para establecer el reino de Alá”, según explicó Khatchik DerGhougassian, académico especializado en Medio Oriente. Tal búsqueda marcó un ambicioso y violento giro a la ideología expuesta por Al Banna, ya que comenzó a desafiar la concepción occidental de los estados.
Las enseñanzas de Qutub tuvieron una influencia clave en un momento bisagra para la región: la resistencia a la ocupación soviética en Afganistán, sobre el final de la Guerra Fría. En ese enfrentamiento, que unió en armas a varias vertientes del islamismo, nació uno de los movimientos que más remecen la actualidad: Al Qaeda, movimiento wahabita del que posteriormente se desprendería el Estado Islámico.
Esa búsqueda de un Islam victorioso y sin fronteras, alejado de la secularización, está marcado a fuego en la instauración del Califato de ISIS, que atrae a sus filas a miles de musulmanes que adhieren a tal visión del mundo.