Cuando la Unión Europea investiga a una empresa por abuso de posición dominante, la cosa es muy seria. Y en el caso de Google, el tema no es menor. Durante cinco años, la comisaría de competencia del bloque ha recabado información suficiente para acusar formalmente al buscador de manipular los resultados de comparación de productos y precios en favor de su servicio GoogleShopping y de su antecesor Google Product Search, en detrimento de otros competidores.
Esto significa, según la acusación de la Unión Europea, que cuando las personas buscaban recomendaciones y precios de hoteles, vacaciones o productos, por ejemplo, no recibían resultados completos con datos comparativos de otras fuentes de información para la toma de sus decisiones de compra.
Ello constituiría una violación al artículo 102 del tratado de la Unión Europea, que le significaría al gigante estadounidense una multa equivalente al 10 por ciento de su facturación anual, la cual fue en 2014 de 62.263 millones de euros.
No obstante, en el trasfondo la investigación que expuso Margrete Vestager, comisaria de competencia, tiene otras aristas: acusa a Google de haber copiado contenidos de reseñas de productos y servicios, así como de opiniones de los usuarios, de sitios competidores en materia de comparación de precios.
De otro lado, afirma que Google habría impuesto restricciones contractuales a desarrolladores de software y a agencias anunciantes para evitar que competidores pudieran adelantar sus labores publicitarias con libertad e igualdad de condiciones.
Incluso, Vestager reveló que la “comisión evaluará si, mediante la celebración de acuerdos contrarios a la competencia y/o por abusar de una posible posición dominante, Google ha obstaculizado ilegalmente el desarrollo y acceso al mercado de sistemas operativos rivales en comunicaciones móviles dentro del espacio económico europeo”.
Esto último hace alusión directa a la posibilidad de que Google haya evitado, mediante convenios y beneficios para empresas fabricantes, el desarrollo comercial de otros sistemas operativos móviles rivales de Android.
Sanciones implacables
Entre el 2004 y el 2012, Microsoft fue investigada y duramente castigada por la Unión Europea en un sonado caso, también por abuso de posición dominante. A la empresa de Redmond se la acusó de bloquear a los competidores en navegadores y reproductores multimedia en su sistema operativo Windows, el cual venía de fábrica con ambos programas preinstalados.
Las multas que recibió Microsoft sumaron más de 1.600 millones de euros en esos años. El bloque europeo exigió al gigante del software, entre otras, incluir navegadores competidores de Internet Explorer en Windows para incentivar las opciones de acceso de las personas a la web.
El estilo implacable de las autoridades europeas en sus investigaciones por competencia desleal hacen prever lo peor para Google. La empresa tiene 10 semanas para responder las acusaciones, las cuales por supuesto ha rechazado abiertamente. El proceso, que lleva varios años, ha tenido etapas distintas.
Google se había comprometido a comienzos del año pasado, con el comisario europeo de competencia anterior, Joaquín Almunia, a mejorar y dar mayor relevancia a la presencia de competidores en los resultados de búsqueda y a eliminar las cláusulas de exclusividad de los contratos de publicidad, entre otros.
Esto, según el buscador, ha permitido que otras fuentes de información competidoras en materia de publicidad y venta de productos y servicios se mantengan como relevantes, incluso por encima de su servicio (ver recuadro). No obstante, para la danesa Vestager esto no se habría cumplido y se empecina en continuar con un proceso que podría partir la historia de internet en dos.
Un resultado adverso podría generar una sucesión de procesos similares en distintos países, y de distintas industrias, que ven en Google un competidor fuerte a la hora de influenciar las decisiones de las crecientes audiencias digitales, un negocio abrumador en cifras.
Google rechaza acusaciones
Para el gigante, las acusaciones de la Comisión Europea son “falsas”. “Aunque Google quizás sea la herramienta de búsqueda más usada, la gente puede encontrar y acceder a la información de numerosas formas, y las alegaciones de daño a los consumidores y competidores están muy lejos de la realidad”.
En su blog, la empresa reveló que, desde el 2006 hasta hoy, en el continente europeo empresas como Amazon, Ebay, Idealo, Ciao, entre otras, ostentan la preferencia de los usuarios a la hora de comparar y comprar productos, que es el foco de la denuncia.
¿Conflicto geopolítico?
Analistas de todo el mundo no han dejado de lado la sospecha de que detrás del caso hay una fuerte presión de países como Alemania y Francia para que la UE actúe contra gigantes de internet de Estados Unidos.
En noviembre, el Parlamento Europeo votó una resolución (sin efectos legales ni vinculantes) para el ‘desmembramiento’ corporativo de Google, Facebook y otros titanes de la red con el fin de evitar que abusen de su posición dominante. La medida obtuvo 384 votos a favor, 174 en contra y 56 abstenciones.
En la discusión terció el presidente de EE. UU., Barack Obama, quien señaló que “la respuesta europea está motivada por cuestiones comerciales (…) Lo que se describe como una intención noble es justo una forma de favorecer intereses comerciales (de empresas europeas)”.