La Iglesia Católica aprobó un documento sobre la familia con una apertura a los divorciados

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Al cabo de un extenso debate, finalizó hoy el sínodo que analizó un texto referido a la familia. Los 270 obispos que participaron escucharon primero el contenido del documento con las modificaciones que se introdujeron en los últimos días antes de la votación.

De acuerdo con la agencia de noticias AFP, el texto fue aprobado por una amplia mayoría. Necesitaba al menos del apoyo de dos tercios de los padres sinodales para prosperar.

Con 94 párrafos, el documento propone “la integración” en la Iglesia de los divorciados que se vuelven a casar, tras el examen de “cada caso”.

“Los bautizados que se han divorciado y vuelto a casar deben ser más integrados en las comunidades cristianas en las distintas maneras posibles, pero evitando en cualquier caso dar escándalo”, explica el documento.

Durante el sínodo se reiteró la “tolerancia cero” contra la pedofilia.

Además, se pidió evitar la discriminación injusta contra homosexuales: “Cada persona, independientemente de su tendencia sexual debe ser respetada en su dignidad y acogida con respeto, con el cuidado de evitar toda marcha de injusta discriminación”.

No obstante, apunta que en torno a las uniones gay no hay “fundamento alguno” para analogías “ni siquiera remotas” con el matrimonio y la familia.

El texto, cuyos dos párrafos difíciles obtuvieron un consenso menor, fue entregado al papa Francisco, quien lo hizo público inmediatamente.

“Mientras seguía los trabajos del sínodo, me he preguntado: ¿Qué significará para la Iglesia concluir este Sínodo dedicado a la familia? Ciertamente no significa haber concluido con todos los temas inherentes a la familia, sino que ha tratado de iluminarlos con la luz del Evangelio, de la tradición y de la historia milenaria de la Iglesia, infundiendo en ellos el gozo de la esperanza sin caer en la cómoda repetición de lo que es indiscutible o ya se ha dicho”, dijo Francisco en el discurso de cierre.

“El primer deber de la Iglesia no es el de distribuir condenas o anatemas, sino el de proclamar la misericordia de Dios, de llamar a la conversión y de conducir a todos los hombres a la salvación del Señor”, agregó.

Por su parte, Francisco resaltó que “los verdaderos defensores de la doctrina no son los que defienden la letra sino el espíritu”. “Esto no significa en modo alguno disminuir la importancia de las fórmulas, de las leyes y de los mandamientos divinos, sino exaltar la grandeza del verdadero Dios que no nos trata según nuestros méritos, ni tampoco conforme a nuestras obras”, aclaró.

Durante su discurso de cierre de sínodo, el Papa remarcó que la Iglesia no debe excluir a aquellos pecadores con arrepentimiento. “La Iglesia es Iglesia de los pobres de espíritu y de los pecadores en busca de perdón, y no sólo de los justos y de los santos”.

El Sumo Pontífice sostuvo que el verdadero artífice del sínodo fue “el Espíritu Santo”. “Para todos nosotros, la palabra «familia» no suena lo mismo que antes, hasta el punto que en ella encontramos la síntesis de su vocación y el significado de todo el camino sinodal”, indicó.

Según consigna la agencia AP, la cumbre de 270 obispos reflejó las diferencias entre los prelados ante la llamada de Francisco a mostrar una Iglesia más misericordiosa y menos crítica.

Los temas más polémicos planteados en el sínodo fueron el trato a los homosexuales y a los divorciados.

Los conservadores se atienen a la doctrina de la Iglesia y se resisten desde hace tiempo a las peticiones de sus colegas más progresistas sobre que adopten una nueva estrategia.