La ausencia de Federico García Lorca luego de 86 años

Y si la muerte es la muerte, se preguntaba Federico García Lorca en Canción Otoñal, sin imaginar entonces que su vida sería arrancada por la ignominia del franquismo

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Hace 86 años fue cometido un crimen contra la cultura, Federico García Lorca fue vilmente asesinado por el franquismo en España.

España recuerda con emoción el asesinato de uno de los grandes dramaturgos y poetas de su historia. La madrugada del 18 de agosto de 1936, el poeta y dramaturgo andaluz, Federico García Lorca, fue fusilado por “socialista, masón y maricón” a manos de los militares golpistas del régimen franquista, en su Granada natal.

El 5 de junio de 1898, Lorca llegaba al mundo y comenzaba desde temprana edad a mostrar su interés por el arte. EstudióFilosofía y Letras, además de Derecho, en la Universidad de Granada. Tras esto, el escritor empezó a codearse con artistas como Manuel de Falla o Antonio Machado.

En 1918 publicó su primera obra, Impresiones y paisajes, y al año siguiente se trasladó a Madrid donde aumentó su círculo de amigos y compañeros intelectuales, lo que le sirvió de absoluta inspiración para sus siguientes obras como Libro de poemas(1921) y El maleficio de la mariposa (1920).

Cante Jondo afianza la condición andaluza del escritor nacido el 5 de junio de 1898 en Fuente Vaqueros, Granada. Es un poema abarcador que incluye Baladilla de los tres ríos, El Guadalquivir, el Darro y el Genil, considerado un clásico del flamenco y que se estructura también por su amistad con Manuel de Falla.

Más recientemente, al visitar Málaga, fluyó nuevamente la figura del autor de clásicos de la poesía, el drama y la prosa como Romancero gitano, Poeta en Nueva York, Bodas de sangre, Yerma o La casa de Bernarda Alba, entre otras. En la ciudad de Pablo Picasso, la huella de García Lorca resplandece por doquier y especialmente el Café Cantante de Chinitas tiene una placa que lo recuerda con una de sus frases:

“En el café de Chinitas, dijo Paquiro a su hermano; soy más valiente que tú, más torero y más gitano”.

Actualmente convertida en la Casa-Museo de Federico García Lorca, la Huerta de San Vicente fue el refugio del poeta durante sus estancias en Granada. En 1925, cuando Lorca tenía 27 años, su padre, Federico García Rodríguez, compró esta propiedad para convertirla en casa de veraneo de la familia y la bautizó en honor a su esposa, llamada Vicenta.

Medio millar de personas asistió anoche a un acto en el paraje donde fue fusilado el granadino, aun si saber el punto exacto de su fallecimiento. Numerosos vecinos y de pueblos cercanos llenaron por completo el paraje del parque Federico García Lorca en Alfacar, además de autoridades y representantes municipales de toda la provincia.

“La madrugada del 18 de agosto de 1936 asesinaron a Federico García Lorca. Quisieron silenciar al poeta, borrarlo de la historia y lo convirtieron en un símbolo de la libertad; un escritor eterno que sigue presente con sus versos y obras, con su mirada única y sensible de la vida”, destacó este jueves el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez.

Los ordenantes de la detención: Velasco Simarro y Valdés Guzmán

Velasco Simarro.
Nicolás Velasco Simarro estaba retirado al inicio de la sublevación. Con el alzamiento militar en Granada, es nombrado por el nuevo gobernador, Valdés Guzmán, secretario particular. Caballero apunta, en su investigación, que su mano de hierro permitió que “fuera de facto gobernador civil durante muchos días en el período que va desde el 21 de julio de 1936 a noviembre de ese mismo año, meses en que la represión, los fusilamientos y las desapariciones alcanzaron su punto álgido”. Se caracterizaba por su extrema dureza, teniendo una importante cercanía con la familia Roldan, primos rivales de los Lorca. 


Simarro fue “dueño del destino del poeta en el tiempo que medió entre su detención y su traslado a Víznar” tal y como apunta el investigador, permitiendo además la participación de miembros de las Escuadras Negras falangistas en el momento de su asesinato con la participación de un personaje tan relevante como fue Trescastro.

La figura del gobernador civil Valdés Guzmán sembró de dolor y muerte la ciudad de Granada. Tal y como demuestra el registro en el cementerio municipal entre el 20 de julio del 36 y marzo del 37, ordenaría el fusilamiento casi 4.000 personas.

Históricamente se ha sostenido que fue Valdés quien dio la orden de ejecución del poeta, sobre la base de una denuncia del político Ramón Ruiz Alonso. Otras versiones, tal y como apunta Caballero, descargan a Valdés de responsabilidades. “Se puede pensar que no tuvo participación en la detención del poeta, lo que no quiere decir que no tuviera conocimiento días antes, ya que se había reunido con la familia Roldán (rivales históricos de Lorca) y había decidido molestar y amedrentar al poeta” en la Huerta de San Vicente, lo que provocó que se refugiara definitivamente en la casa de los Rosales el 9 de agosto.

Valdez Guzman.

Valdés Guzmán.

Los que efectúan la detención: Ruiz Alonso, Martín Lagos y Trescastro

Ramón Ruiz Alonso pertenecía al partido de Acción Popular, liderado por el derechista Gil Robles. Caballero recuerda que “permaneció en Granada preparando lo que ya sabía que sería la sublevación militar”. En 1956 reconocería al primer investigador lorquiano, Agustín Penón, que “la orden de detención del poeta se la da Velasco Simarro en ausencia del gobernador Valdés”. 

Ruiz Alonso no estaba al tanto de las viejas rencillas familiares que mantenía la familia Lorca. Uno de sus acompañantes en el momento de la detención, el falangista Trescastro, sí era consciente de toda la trama, lo que hace pensar que Ruiz Alonso fue, según señala Caballero “manipulado, aunque la detención de un personaje público como Lorca le motivara por puro afán de protagonismo”.

Ruiz Alonso.

La documentación encontrada señala que Ruiz Alonso redactaría previamente en el Gobierno Civil una denuncia con el paradero del poeta, lo que dejó luz verde a Simarro para ordenar la detención y posterior fusilamiento de Lorca.

Alonso se personaría, a primera hora de la tarde del 16 de agosto en la calle Ángulo número 1, domicilio de los Rosales. Llevaría personalmente, en un coche Oakland al poeta desvalido a Velasco al Gobierno civil. No se conoce a día de hoy que lo llevó a tal acción en contra del poeta, aunque sus rencillas con Fernando de los Ríos pudo ser determinante por su importante unión con Lorca. El investigador Gibson, apunta que en aquella supuesta denuncia diría de Federico: «Había hecho más daño con la pluma que otros con la pistola». 

Trescastro, fue otro de los protagonistas de la histórica detención, junto al falangista Martín Lagos. Caballero apunta que “es de dominio público que se vanaglorió de haber asesinado a Lorca”.

Su entorno cercano a la familia Roldan lo hacen una figura no poco relevante en la muerte del poeta. Además era miembro de las conocidas “escuadras negras” falangistas en el momento de la ejecución. “Actúo de forma autónoma y responsable sabiendo la repercusión posterior de sus acciones”, señala Caballero. La participación de Trescastro, según los testimonios recogidos, fue más allá, participando en el fusilamiento de Lorca. Un testigo aseguró una frase que aún resuena en el terrible cerco de muerte del poeta. “Yo mismo le he metido dos tiros por el culo”.

La “vinculación” de los hermanos Rosales

La familia Rosales estaba compuesta por cuatro hermanos, José, Luis, Miguel y Gerardo Rosales. José fue el falangista más significado de todos los hermanos. El mismo Primo de Rivera le nombró jefe provincial de Falange. Caballero apunta que “no solo participó en la sublevación, sino que con anterioridad fue el enlace directo del jefe de Falange Primo de Rivera con los sublevados granadinos, principalmente con Valdés Guzmán, con el que mantenía una buena relación de amistad y camaradería”.

Luis Rosales.

El hermano más cercano a Lorca fue Luis Rosales, también poeta, que ingresaría en Falange el mismo día de la sublevación. En declaraciones al periodista Molina Fajardo en 1969, éste relataría todo lo relacionado con la detención de Lorca. Caballero recoge que “en el día de su detención, 16 de agosto, él se encontraba en Motril. Esa noche fue al Gobierno Civil para interesarse por su amigo el poeta, en unión a sus hermanos José y Miguel. Mantuvieron una discusión con Velasco Simarro y realizaron una declaración sobre la permanencia del poeta en su casa”. Aquel desencuentro tuvo un alto precio para Luis, ya que estuvo a punto de costarle la vida. La investigación relata que “el propio jefe de Falange le pediría que se quitara la camisa azul, paso previo a la detención”.  

Caballero afirma que “la figura de Luis Rosales ha sido tratada injustamente en relación al asesinato de Lorca, ya que puso en peligro su vida por atender a un amigo, con el traslado a su domicilio, sin ninguna dilación”. 

Los que se encontraban en el Gobierno Civil: Romero Funes, José Mingorance y los Jiménez Parga

En el Gobierno Civil de Granada, mucho de los funcionarios y militares “trataron de dar legalidad a la ilegalidad de la situación” que se estaba viviendo.

La orden de traslado de García Lorca a Víznar la realiza Julio Romero Funes, considerado por muchos, autor material del asesinato de Lorca. Funes enviaría hasta este paraje al poeta para ser fusilado. Seguramente, en aquellos instantes, Federico conocía las terribles circunstancias en las que se encontraba.

El otro policía que fue destinado al Gobierno Civil fue José Mingorance. Valdés lo consideraba “un hombre de extrema derecha” en sus informes. No se conoce con exactitud su participación en la detención del poeta, lo que sí alega Caballero es que “fue un testigo excepcional de la detención del poeta y quizás el que iniciara el informe que se remitió a la Dirección General de Política Interior años después relatando todo lo sucedido”.

Los Jiménez Parga integran el último grupo que se encontraban aquella noche en el Gobierno Civil. Los hermanos Manuel, José y Antonio Jiménez Parga participarían en la “camarilla del Gobierno Civil”, integrada por “individuos responsables de las detenciones y ejecuciones de las personas que llevaban a Víznar”. En octubre de 1936, Manuel Jiménez Parga fue nombrado delegado de las JONS en la provincia de Granada. Otro de sus hermanos, Antonio redactaría con Romero Funes, las “listas de detenidos” de aquellos días. 

Sin saber a ciencia cierta los últimos movimientos, previos a su traslado, Federico llegaría a la zona de fusilamiento, el barranco de Víznar la noche del 16, casi ya de madrugada. En la conocida carretera de la muerte, a pocos kilómetros de la capital granadina, continuaría la planificación para el asesinato del poeta.

Para el cierre, nada mejor que fragmentos de Canción Otoñal.

¿Y si la muerte es la muerte,

qué será de los poetas

y de las cosas dormidas

que ya nadie las recuerda?

¡Oh sol de las esperanzas!

¡Agua clara! ¡Luna nueva!

¡Corazones de los niños!

¡Almas rudas de las piedras!

Hoy siento en el corazón

un vago temblor de estrellas

y todas las rosas son

tan blancas como mi pena.