Fiscal general alertó con  tiempo sobre masacre en penal de Quezaltepeque

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El ministro de Seguridad, Benito Lara, reconoció el domingo que el Gobierno tuvo conocimiento previo de la masacre ocurrida entre reos del Centro Penal de Quezaltepeque, la cual finalmente se produjo el sábado en la noche y donde murieron 14 pandilleros.

“Sabíamos, lo que siempre se dice en muchos penales, que pueden haber purgas. Eso lo han dicho en muchas oportunidades y nosotros hemos estado muy alerta”, dijo el funcionario en rueda de prensa al ser cuestionado sobre declaraciones del fiscal general, quien habría alertado a las autoridades el sábado sobre los riesgos de que se llevara a cabo una acción como la ocurrida.

El Fiscal General de la República, Luis Martínez, dijo a medios locales que desde el viernes “teníamos conocimiento de que esto iba a suceder el fin de semana” y la Policía también fue alertada.

Lara confirmó esta versión y dijo que “efectivamente han habido unas pláticas con el director de Policía sobre varios temas”.

El director general de Centros Penales, Rodil Hernández, dijo que el “control siempre se tiene” al interior del referido recinto, y que los asesinados perecieron “de una manera muy silenciosa”, por lo que los custodios no se dieron cuenta de lo sucedido hasta la hora del recuento nocturno. Las víctimas murieron unas estranguladas y otras con arma blanca.

Hernández aseguró que, luego del hallazgo, se decretó “estado de emergencia” en la referida cárcel y que esta “se prolongará hasta que las autoridades concluyan con las investigaciones”.

El funcionario también confirmó los nombres de 13 víctimas previamente dados por el Instituto de Medicina Legal (IML) e identificó al decimocuarto fallecido como Santos Mauricio Aguilera.

Los restantes 13 son Geovanny Esau Santos, Cristian Geovanny Artiga, Carlos Ernesto Herrera, René Mauricio Valle, Carlos David Campos, Víctor Manuel García, José René Rubio, Enmanuel de Jesús Lobato, Henry Mauricio Artiga, José Ernesto Durán, José Antonio Gutiérrez,  Erick Alberto Escobar y Óscar Alfredo Grijalva.

Rodil Hernández dijo que la mayoría de los reos ultimados estaban siendo procesados y que “no pertenecen a una línea de mando”, aunque aseguró que un número no precisado de ellos eran cabecillas de la pandilla.

Estos homicidios se suman a los 3,840 registrados por el IML hasta el 19 de agosto y que, respecto a los primeros 7 meses del 2014, representan un incremento del 51.35 por ciento.

En el 2004, una masacre similar se produjo en el centro penal La Esperanza, en Mariona, donde 31 reos resultaron muertos y 28 heridos, durante una disputa entre pandilleros.

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