Ficha intelectual de Roque Dalton García. Del libro “Reflexiones en primera persona” de Eduardo Vazquez Bécker
Roque Dalton, el pobrecito poeta que era yo, nació hace 866 meses, entre el año 4631 y 4632, del calendario chino.
Ocupación: Idealista.
Preferencias.
A Roque le hubiera gustado tener un funeral que se efectuara de dos maneras: que lo cremaran, y así volver al origen, o que lo enterraran en un lugar de donde pudieran sacar sus huesos cada cien años para ser limpiados y vueltos a enterrar; no como ocurrió a final de cuentas, que ni fue cremado ni jamás aparecieron sus huesos.
Roque admiraba y respetaba a los ancianos y también a sus ancestros fallecidos, menos a su padre, un aventurero que provenía de los “Dalton”, una familia de gánsteres en la vieja California, Estados Unidos de Norteamérica, de quien era hijo ilegitimo. Igual que los chinos, Roque creía en la inmortalidad del alma, por eso se alimentaba con retoños de bambú.
Su mensaje permanente era que todo mundo debía ser valiente para encarar la verdad, ser moralmente aceptables y no perder de vista la ética liberadora. Era creador de muros, muros altos que no pudieran alcanzar los Hitler o los Stalin, muros de patriotismo, afirmativos y constructores, levantar esos muros era para Roque una tarea a cumplir, un problema a resolver, un deber; la extrema izquierda nunca entendió sus versos. Roque era distinto de todos, no solo por su capacidad de poeta creador sino porque él en sí, era distinto de todos.
El periplo revolucionario de Dalton lo llevó a la cárcel dos veces, a exilios en Guatemala, México, Cuba y Checoslovaquia. Fue internacionalista y amaba el “Canto General”. Le gustaba que lo llamaran comunista pero en realidad solo era un propagandista; al igual que Lenin, era un activista social. Soñaba con ser millonario, vestigios de la vieja California. Era poeta. Compañero de Neruda, amigo siempre.
Lugar, día y hora de su muerte: la que el destino le tenía deparada. Qué ha pasado desde entonces? Qué poeta retomó el camino. Donde está su cartabón y su pluma? Desde entonces solo están los que eran. No han vuelto nacer poetas, ni escritores ni ensayistas. Se secó el jardín de los sueños y las ideas.
A quién le importa eso?…A los que no han nacido o al que cortó la flor. Fin de la historia.