Actores fallecidos que regresan a la vida en la gran pantalla. Personajes que hacen retroceder las agujas del reloj y rejuvenecen frente a nuestros ojos. Universos de fantasía poblados por criaturas de otro mundo.
Los avances que se han dado en los últimos años en técnicas como la generación de imágenes por computadora -que en inglés se conoce con las siglas de CGI (computer-generated imaginery)- han permitido que los cineastas puedan hacer volar su imaginación como nunca antes.
Gracias a la edición digital son capaces de recrear en sus películas casi cualquier cosa que se les pase por la cabeza, al tiempo que para los espectadores cada vez es más difícil distinguir lo que es real de lo que no.
Pero en un industria como la de Hollywood, obsesionada con la juventud y la belleza, algunos de los actores y actrices de más renombre están utilizando esas tecnologías para su propio beneficio.
Ahora, las herramientas digitales les permiten borrar de sus rostros y sus cuerpos cualquier imperfección que no han conseguido eliminar con la cirugía estética, la dieta, los implantes capilares y dentales o el maquillaje.
En maratonianas sesiones de edición, por las que pagan decenas de miles de dólares, logran que arrugas, celulitis, bolsas en los ojos, manchas o granos desaparezcan por arte de magia, acercándoles todavía más a la perfección que tanto anhelan.
El uso cada vez más extendido de la conocida como “belleza digital” es un secreto a voces en Hollywood, del que actores, directores y estudios prefieren no hablar.
Tema tabú
Eso lo sabe bien Josh Dickey, periodista de la publicación estadounidense Mashable, quien pasó varios años investigando la utilización de los retoques estéticos digitales en la industria del cine.
A base de insistir, Dickey logró entrevistar a los responsables de una de las compañías especializadas en esa tecnología, que le explicaron cómo hoy en día son las principales estrellas de la gran pantalla las que la utilizan.
Lo que no revelaba el periodista de Mashable en un reciente artículo que publicó sobre este asunto, era el nombre de los intérpretes cuyo aspecto está siendo alterado digitalmente, ya que estos hacen que las empresas de edición con las que trabajan firmen cláusulas de confidencialidad para que no hagan públicas sus identidades.
De hecho, BBC Mundo envió peticiones de entrevista a varias compañías especializadas en belleza digital, recibiendo tan sólo la respuesta de una de ellas, que declinó hablar “para no ofender a sus clientes”.
“En todos los años en los que me había dedicado a cubrir noticias del mundo del entretenimiento nunca había oído hablar de estas técnicas”, le cuenta a BBC Mundo Dickey, quien antes de escribir para Mashable había trabajado como periodista para la revista especializada Variety.
“Fue un amigo actor el que me habló de ello por primera vez en 2010. Quería hacer una película pero los productores pensaban que era demasiado viejo para el papel. Entonces le propusieron utilizar una de las compañías que se dedican a la belleza digital para quitarle unos años de encima”.
“Así que empecé a investigar el tema y me llevó más de tres años poder publicar mi historia por la dificultad de encontrar entrevistados que quisieran hablar”, explica el reportero.
Según Dickey, el puñado de compañías especializadas en estos retoques estéticos digitales “no están directamente asociadas con grandes estudios, son muy pequeñas y tienen sus oficinas en localizaciones muy discretas, que sólo conocen sus clientes, que son algunas de las estrellas de Hollywood más conocidas”.
El periodista de Mashable sitúa la irrupción de las técnicas de belleza digital en el año 2008, cuando se estrenó la película “El curioso caso de Benjamin Button”, en la que el personaje interpretado por Brad Pitt rejuvenece frente a los ojos de los espectadores.
Pitt, que en aquél entonces tenía 44 años, aparecía en la gran pantalla con el mismo aspecto que cuando era un joven de 20 años, todo gracias a la magia de las técnicas de edición digital.
“Son los intérpretes mejor pagados los que empezaron a utilizar las ténicas de belleza digital, ya que al principio era muy caro”, explica Dickey, quien apunta que, una vez se acaba de rodar una película, los actores o actrices en cuestión se sientan en la sala de edición con los especialistas para eliminar cualquier imperfección con la que no se sienten cómodos.
En algunos casos, según el periodista, se ha llegado a colocar el rostro de una famosa actriz en un cuerpo escultural de una doble.
“A las estrellas que utilizan estas técnicas les parecería horríble que se supiera que en han sido retocadas digitalmente”, apunta el reportero.
Cada vez más habitual
Según Mike Chambers, presidente del consejo de la Sociedad Estadounidense de Efectos Visuales, el uso de lo que llama “retoques de vanidad”, se “ha disparado en el los últimos cinco o seis años”.
“El hecho de que existan compañías especializas dice mucho de ese fenómeno”, apunta Chambers, quien señala que ahora estos arreglos también los pueden hacer los grandes estudios y sus equipos de edición.
“Muchas veces son los actores los que quieren que se les retoque porque un día determinado de rodaje tenían mal aspecto. Quizás la noche anterior habían bebido demasiado o habían comido demasiado chocolate”.
Según le explicó Chambers a BBC Mundo, “muchas veces uno no se da cuenta de que se deben hacer retoques digitales hasta que empieza el proceso de posproducción y se visiona todo lo que se ha filmado”.
“Por ejemplo, en un primer plano a una actriz se le ve una mancha en la frente y eso se ha de eliminar. A veces lo que sucede es que los actores han sido maquillados y en el plató se les ve bien, pero luego cuando se está editando se dan cuenta de que se ve la línea de la peluca o el aspecto de la piel no es uniforme”.
Chambers explica que a veces son los cineastas lo que deciden realizar estos retoques y en otras ocasiones son “los actores y actrices los que incluyen cláusulas en sus contratos para controlar cómo se van a hacer”.
Según el experto, “eliminar un grano de un primer plano no lleva mucho trabajo de edición, pero si se trata de escenas más elaboradas en las que el actor se mueve la cosa se complica, por lo que el coste del trabajo puede ir de unos pocos miles de dólares a decenas de miles de dólares”.
Chambers señala que los programas que se utilizan para los retoques de belleza digitales han sido desarrollados específicamente para ese propósito y “parten de un concepto es parecido al del Photoshop”.
“Muchas compañías no pueden hablar de los trabajos que hacen por razones contractuales. Los estudios que les contratan especifican que no pueden hablar públicamente de lo que hacen para ellos”.
“Por otro lado, los actores de Hollywood no quieren que se sepa que les han hecho desparecer las arrugas. La juventud en Hollywood es muy importante. (…) La resolución de la fotografía digital no perdona y hace que cualquier imperfección se vea”.
Lejos de la realidad
En los últimos años, el excesivo uso de Photoshop para retocar las imágenes que aparecen en las revistas de moda o en las campañas de publicidad, ha desatado un intenso debate.
En el caso de los retoques digitales en Hollywood, esa discusión no ha comenzado y, pese a que podría resultar obvio que no debemos creer nada de lo que vemos en las películas, los expertos consideran que se debe educar al público para que sea consciente de ello.
“Creo que es importante que los espectadores, particularmente los más jóvenes, sepan que lo que ven en el cine no es real, para que no tengan un concepto de belleza distorsionado”, señala en conversación con BBC Mundo la psicóloga Vivian Diller.
“Hemos de enseñar a nuestros jóvenes que no se puede aspirar a conseguir la belleza que vemos en Hollywood”·
“Incluso eso sucede con las películas de animación. Si uno toma por ejemplo ‘Frozen’, su protagonista tiene una cintura irrealmente fina, y son los niños los que ven esas imágenes”, apunta Diller.
“Sabemos que hay una epidemia de trastornos relacionados con la percepción de la imagen que se tiene de uno mismo. La obsesión actual por la belleza puede tener algo que ver con ello y puede tener un efecto en los adolescentes, cuyos cerebros se están desarrollando y están rodeados de imágenes que presentan un ideal inalcanzable”.
Ya lo saben para la próxima vez que vean a su estrella favorita en la gran pantalla. Nada es lo que parece y en la fábrica de sueños que es Hollywood, todavía más.