La reunión del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (WB) en Lima, Perú, dio una ‘guacalada’ de agua fría a las expectativas de crecimiento del gobierno salvadoreño: La proyección de país se quedó en un pírreo 2.3 %.
El pasado mes de abril, el organismo multilateral había mejorado la proyección de país a El Salvador hasta un 2.5 %. Cuatro meses antes, en enero, el crecimiento estaba calculado en un 2.2 %.
Óscar Cabrera Melgar, presidente del Banco Central de Reserva (BCR) de El Salvador, advirtió a periodistas que la proyección para 2016, por parte del gobierno, es de 2.6 %, mientras que en los datos de país que arrojan los resultados de la reunión anual del FMI y el Grupo del Banco Mundial no otorga más del 2.5 %.
En el área centroamericana, el crecimiento promedio sería de un 3.9 %, siendo lastimado fuertemente por la cifra salvadoreña, pues Panamá lidera los números con un 6 % de crecimiento para 2015 y una proyección del 6.3 % para 2016. A continuación, sigue el liderazgo Nicaragua, con un 4 % para 2015 y un 4.2 % para 2016.
Por su parte, Guatemala crecería un 3.8 % este año, y un 3.7 % el próximo, mientras que Honduras lograría 3.5 % en 2015 y 3.6 % para 2016. En Costa Rica, sería un 3 % para este año y 4 % para el siguiente.
El Salvador se queda apenas con 2.3 % para 2015 y 2.6 % para 2016.
El organismo financiero ha advertido en repetidas ocasiones que El Salvador necesita impulsar la inversión privada con mejores condiciones, lo que se dificulta por la pobre estabilidad jurídica y problemas de infraestructura, ademas de la violencia que mantiene al país en zozobra y aleja a los inversionistas.
La golpeada economía salvadoreña no ha logrado llegar ni al 2 % durante la última década, mientras el déficit del estado es superior a este 2 %.
La situación económica de El Salvador se ve agravada cuando el país a llegado este 2015 a un 60 % del PIB en deuda pública.
La desconfianza de posibles inversionistas, tanto extranjeros como nacionales, ha crecido en los últimos años debido a la falta de políticas de crecimiento claras y a la permanente pugna que sostiene el gobierno efemelenista de Salvador Sánchez Cerén con el tejido productivo del país, representado por la Asociación Nacional de la Empresa privada (ANEP), la Asociación Salvadoreña de Industriales (ASI) y la Cámara de Comercio de El Salvador.