Editorial: La “cholera” error, descuido o mala intención ?

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Por Eduardo Vázquez Bécker.- El principal error que cometen los políticos en la búsqueda o en la conservación del Poder es dejarse llevar por consejo desmesurado de sus “amigos”  o de sus asesores de imágen y rechazar o ignorar la crítica razonable de quienes sin ser “analistas”, se atreven a decirles qué cosas están haciendo bien o mal.

Otro error garrafal es autoconvencerse de sus virtudes hábilmente decoradas por los expertos en la sobredimensión de su popularidad y el culto a la personalidad y sobre todo del elogio barato.

Las grandes ideas siempre traen consigo grandes riesgos de equivocarse o de cometer errores que, más tarde o más temprano, repercuten en el futuro de los políticos.

Lo malo es que nadie parece darse cuenta.  Los directores de las campañas propagandísticas cuyas facturas son realmente extraordinarias no les importa en realidad si su cliente gana o pierde; ellos cobran por adelantado.

Los aspirantes a ser electos debidamente ” retocados”, suelen cambiar sus hábitos o sus costumbres de manera tan radical que antes de alcanzar el objetivo propuesto ya parecen ser otros. Todo lo conocen,  todo lo saben, ellos inventaron la cuadratura del círculo. No hay lugar para las equivocaciones y pocos admiten haber cometido errores. Olvidan que los errores o las equivocaciones, por pequeñas que sean, pueden ser la clave de su éxito o de su fracaso.

El que le dijo a Nayib Bukele que su “look”, calcetines rojos para hacer juego con el pañuelo de la solapa, era bueno para su campaña, se equivocó de cabo a rabo. Se ve chocante, petulante, totalmente alejado de la realidad social de nuestro pueblo. En pocas palabras, es un espectáculo desagradable. Si a esto agregamos su predilección por rodearse de hombres armados, podemos decir que también se ve grosero. Si esto es una estrategia política para enfrentar un proceso electoral, creo que la está “regando”.

Al candidato del FMLN, Hugo Martínez, nadie lo pudo detener en su famoso “saltito” a la tarima donde festejaba el golpe a la nuca que le aplicaron a Gerson Martínez y al hombre del Super Selectos no se diga.

El viaje por la zona costera para reafirmar su apoyo a los pescadores, bandera en mano, como Cristobal Colón descubriendo América, pudo ser una buena idea, pero sus objetivos, fueran cuales fueran, se vieron sensiblemente reducidos  cuando sus asesores no se percataron que la nave en que se abría paso por las aguas del Pacífico, no era la Queen Mary, ni la Francisco de Maru, ni la Andrea Doria, ni mucho menos la “Titanic” sino simplemente la “Cholera”. En realidad se veía un cuadro con todas las características para una portada periodística de no ser por la pifia de sus comunicadores .

El  término “cholera” está asociado al nombre Soledad (chole). En el México colonial predominaban en el servicio doméstico de las clases pudientes mujeres que respondían al nombre Soledad o “chole”(“Yo quiero a mi chole” en palabras del fallecido Mario Moreno Cantinflas)”. De ahí que hacer la limpieza o los mandados fuera coloquialmente considerado como el oficio de una “cholera”.

En El Salvador se usa el término “cholera” además, como sinónimo de vulgar o de muy malas costumbres. Claro, no hubo alguien con la “brillantina” suficiente como para advertir la tormenta social que han iniciado las redes para despotricar contra Calleja.

Pero no solo aquí se cuecen habas. En Argentina, allá por los años 47, tras la investidura presidencial de Juan Domingo Perón (1946), el populismo comenzó  a desempeñar un papel muy activo en el gobierno, convirtiéndose en su enlace con los sindicatos y organizaciones como la Fundación de Ayuda Social Eva Perón, “Evita” (como se la llamaba cariñosamente). Evita era la segunda figura más influyente de Argentina y la más querida por las clases trabajadoras, a las que llamaba los ‘descamisados’

Para demostrar su respaldo a las políticas del gobierno, estos descamisados realizaron una gigantesca manifestación  de apoyo a Perón. Para ello portarían una inmensa pancarta con la leyenda ” En Argentina Perón fomenta el trabajo y evita la prostitución”.

Lamentablemente, al ser sometida la pancarta a la aceptación de Perón, este, sin ver el texto completo de la pancarta,  corrigió la palabra “evita” con una mayúscula, transformando un verbo en un nombre. el de su esposa.

Con la corrección del sabelotodo, la  pancarta quedó con una leyenda que, de haber existido las redes sociales como ahora, habría significado el fin del primer gobierno peronista: ” En Argentina Perón fomenta el trabajo y Evita la prostitución”. Como podrán ver el error o la equivocación de dicha pancarta pudo ser previsto pero la prepotencia del mandatario y la falta de valor de sus asesores para hacerle ver su error no lo permitieron.

Moraleja: candidatos no sean prepotentes, no crean en los elogios, no se dejen seducir por los efectos de un flash o  la grabadora del periodista, vístanse bien para la sesión de fotos, asegurense de qué es lo que hacen sus líderes en el terreno electoral. No dejen la direcciona la dirección de su estrategia en manos de incondicionales y sobre todo, sean inteligentes.