Al hablar del descubrimiento del Nuevo Mundo se suelen evitar los escabrosos detalles de ese capítulo histórico. Por lo regular, se habla de “conquista” y “descubrimiento” como dos tópicos completamente diferentes. La conquista fue llevada a cabo por Hernán Cortés y el descubrimiento por Cristóbal Colón. Sin embargo, es cada vez más común encontrar versiones históricas que diluyen la línea entre ambos procesos y muestran un rostro diferente del navegante que pasó de ser un simple comerciante a genocida. Así, no es una locura cuando algunos historiadores y filósofos americanos hablan más de la Invasión de América que del “Descubrimiento”.
Atrocidades en el Nuevo Mundo
Tras tocar tierra el 12 de octubre de 1492, Colón fundó varias colonias en La Española, la isla en la que los primeros españoles se asentaron y que siglos más tarde se convertiría en los estados soberanos de Haití y la República Dominicana.
Historiadores de esa época estiman que había alrededor de 300 mil indígenasen la Española cuando Colón llegó, pero para 1508, el genovés y sus hombres se habían encargado de reducir esa población a 60 mil, y para 1548, apenas 56 años del descubrimiento del Nuevo Mundo, solo quedaban 500 indígenasviviendo en la isla que les fue arrebatada. Reducir de 300 mil a tan sólo 500 seres humanos habla de algo peor que una masacre.
Estas cuentas, tomadas de fuentes contemporáneas a la vida y obra de Colón (sus hermanos y sus hijos) ayudan a dimensionar la brutalidad con la que los “descubridores” tomaron posesión de una isla que no les pertenecía, pero que decidieron robar en nombre de los Reyes Católicos.
Resulta evidente que durante un descubrimiento el objetivo no es el genocidio sino, como el término lo indica, el descubrir tierras inexploradas. El problema es que estas tierras estaban perfectamente exploradas por sus pobladores originales y no necesitaban ser vistas por ojos europeos para ser consideradas como parte del Nuevo Mundo.
Es claro que Colón no pensaba descubrir América en son de paz, sino a través de la lanza, los arcabuces, el metal y la sangre.
Bartolomé de las Casas, fraile que llegó a la Española en 1502, relata las formas tan crueles en las que los españoles trataron a los indios durante los años que duró la Conquista de La Española:
Allégase a esto que uno de los españoles que se habían hallado en hacer las matanzasy estragos cruelesque se habían hecho en estas gentes, mató su mujer a puñaladas, por sospecha que della tuvo que le cometía adulterio, y ésta era de las principales señoras naturales de la provincia de la Vega
El religioso detalló cómo la falta de leyes en La Española obligaron a sus pobladores a llevar una “vida de frontera”, exenta de orden o control sobre la impartición de justicia, tanto para los naturales como para los españoles.
Una vez que Colón fue proclamado gobernador de los territorios descubiertos, la explotación de los indios como esclavos se propagó rápidamente.
Algunos historiadores creen que los relatos sobre la crueldad de Colón fueron propagados dentro y fuera de las colonias del recién fundado reino español por sus detractores, pero debido a su importancia histórica es difícil ignorar los testimonios de quienes vieron cómo el continente americano se conquistó.
De esos tiempos se dice que las comunidades indígenas que no podían rendir un tributo mensual de oro, tenían que dar algodón en su lugar y que quienes eran esclavizados debían llevar una moneda de cobre o latón alrededor de sus cuellos a modo de humillación ante su pueblo y los conquistadores.
Otros testimonios señalan que las niñas de 9 y 10 años de edad fueron vendidas como esclavas sexuales y las hijas de los caciques locales regaladas a los marineros españoles, quienes las ultrajaban sin consecuencia alguna. Después de todo, desde 1492 la ley de los Colón se había convertido en la única en toda la isla.
España toma cartas en el asunto
Al llegar las incontables historias de violación, esclavitud, explotación y asesinato de indios y españoles a oídos de la reina Isabel I de Castilla, se horrorizó tanto por lo que pasaba en La Española, que ordenó el arresto de Colón y su deposición como gobernador de la isla.
Antes de morir en 1504, Isabel ordenó que se liberara de la esclavitud a todos los indios y que se les convirtiera en súbditos de la corona, pero Colón se negó a hacerlo alegando que todos habían sido hechos prisioneros de guerra y que debían ser esclavizados para que sus costumbres paganas fueran erradicadas de sus almas.
Como esclavizar a un cristiano estaba prohibido, los españoles se negaron a bautizar a los naturales de la isla, por lo que la cuestión de la esclavitud en América siguió rampante a pesar de que en el testamento de la reina se incluyó el deseo de que se tratara justamente a los indios.
La destrucción del mito del héroe inmaculado
Las crónicas de ese tiempo no son las únicas que ofrecen detalles de la vida en el recién descubierto continente. En 2005 la historiadora Consuelo Varela analizó un documento conocido como Archivo de Simancas que indica con lujo de detalle qué hizo Colón como gobernador de las Indias.
En el texto de 46 página se incluyen testimonios de 23 testigos que vieron de primera mano lo que Cristóbal y sus dos hermanos, Bartolomé y Diego, hicieron. Este documento sirvió en su momento para el juicio contra los Colón y su posterior orden de arresto en 1500.
Colón dirigía la colonia con mano de hierro. Ejercía el poder de una forma tiránica. A una mujer se le ocurrió decir que Cristóbal Colón era de baja clase y que su padre había sido tejedor. Don Bartolomé, hermano de Colón, se enfadó y ordenó que le cortasen la lengua a la mujer. Antes la pasearon desnuda por las calles montada en un burro. Cristóbal felicitó a su hermano por haber actuado en defensa del honor familiar.
Al respecto, Varela explica:
Colón y sus hermanos aparecen en el texto como unos tiranos. Aplicaban justicia sin juicios, ni distribuían los víveres entre los colonos.
Esta investigación, dada a conocer por Varela y compilada en el libro “La caída de Cristóbal Colón. La pesquisa de Bobadilla” (Marcial Pons), levantó ira en Italia, en especial cuando el cardenal de Génova, ciudad que se enorgullece de su más famoso explorador, “se puso como pantera cuando vio el resultado de la investigación. ¡Se estaba destruyendo el mito del héroe inmaculado europeo!
América después de Colón
Junto con la Orden de los Dominicos, fray Bartolomé de las Casas intentó defender sin éxito a los naturales de la isla de los abusos de los europeos a través de un airado discurso conocido como Sermon de Adviento que enfureció a Diego Colón, hijo de Cristóbal Colón y nuevo gobernador de la isla.
Parte del sermón dice lo siguiente:
Todos estáis en pecado mortal y en él vivís y morís, por la crueldad y tiranía que usáis con estas inocentes gentes. Decid, ¿con qué derecho y con qué justicia tenéis en tan cruel y horrible servidumbre a estos indios?
A pesar de que Colón murió en 1506 y el que gobernaba La Española ya era otro, las historias de abusos contra los naturales de la isla continuaron hasta bien entrado el año 1540, cuando Bartolomé de las Casas volvió a España y pidió al rey Carlos I que protegiera a los habitantes de América contra los abusos de sus compatriotas.
Para 1542, año en que se se promulgó el código de las Leyes Nuevas que garantizaban el respeto y buen trato a los indígenas, la conquista del Imperio Mexica ya se había concretado y la expansión colonial al resto del continente avanzaba sin freno hasta los confines el Río de la Plata, en lo que hoy es Argentina. Sobra decir que durante este proceso se calcula que murieron más de 60 millones de indígenas, ya sea por violencia o epidemias de origen europeo.
Según el investigador estadounidense H. F. Dobyns, el legado de Colón durante los primeros 130 años después de su llegada a La Española fue la desaparición del 95% de la población total de América.
En pocas palabras, aun para un imperio tan voraz como el español en el punto máximo de su poderío, el maltrato contra los habitantes originarios de América que inició el 12 de octubre de 1492 fue condenado por su más alta autoridad y aún hoy, a más de 525 años de ese día, algunos sectores de la población americana y europea, recuerdan el Día de la Raza o el Día de Cristóbal Colón como la fecha en que inició la resistencia indígena contra el eurocentrismo y el avance imperialista de las potencias de aquella época.
Con información de El País y Cervantes Virtual