El director interino de la Oficina de Servicios de Inmigración y Ciudadanía (USCIS), Ken Cuccinelli puso en entredicho las aseveraciones del presidente Nayib Bukele y el embajador de los Estados Unidos en El Salvador, Ronald Johnson, sobre una «supuesta» extensión del TPS para los salvadoreños en dicho país.
El funcionario asegura que no se trata de una extensión del TPS, sino de la extensión del periodo de validez del permiso de trabajo mientras se decide en definitiva la demanda `Crista Ramos versus Nielse
n´ que se lleva a cabo en una Corte de California.
Según las leyes de los Estados Unidos y la Federal de California, el TPS no puede ser cancelado y se mantendrá hasta que haya una decisión final sobre la demanda, en donde una niña salvadoreña demandó al gobierno de los EE.UU. alegando que la suspensión del TPS se debió al racismo.
Mientras el caso continúa su curso en el sistema legal, el Departamento de Estado no puede cancelar el TPS mientras la orden judicial siga vigente.
Más allá de las interpretaciones interesadas que se pretendan hacer de las declaraciones del presidente Bukele y el embajador de los Estados Unidos en El Salvador, es importante que el mérito por el cual cientos de miles de salvadoreños podrán respirar tranquilos, al menos durante un año más, se le otorgue a quien lo merece: una joven salvadoreña llamada Cristina Ramos que tuvo la osadía de demandar ante una Corte de California a Kirstjen Nielsen, funcionaria de la Administración Trump.
La demanda Ramos versus Nielsen tomó especial relevancia el pasado 1 de marzo, cuando el Departamento de Seguridad Nacional (DHS, en inglés) tuvo que extender los permisos de trabajo que se otorgan junto al Estatus de Protección Temporal (TPS, en inglés) de El Salvador, Nicaragua, Haití, y Sudán.
La querella lleva un año en marcha, y los abogados de la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU, en inglés) vieron en Crista Ramos, de solo 14 años, el empuje que la batalla judicial necesitaba para doblegar a la administración de Donald Trump.
“Se necesita mucho coraje para levantarse y decir «`Estoy dispuesto a poner mi nombre al frente y al centro en contra de la administración de Trump cuando algo se siente injusto’. Ella ha demostrado una enorme cantidad de fuerza interior, y realmente ve esto como parte de la búsqueda de la justicia”, dijo Emilou MacLean, abogado de la ACLU, en San Francisco, California.
La ACLU y otras organizaciones realizaron varias entrevistas para encontrar a los querellantes que desafiarían la decisión de cancelar los TPS de los cuatro países. Fue la determinación y curiosidad de la joven de sangre salvadoreña lo que la hizo destacar. Ella estuvo dispuesta a dejar a un lado su timidez para poner su nombre en la demanda interpuesta en una corte de California en marzo de 2018.
Cristina Morales, la madre de Ramos, es salvadoreña y beneficiaria del TPS,.
Desde enero del año pasado, al ser cancelado el TPS de El Salvador y ver a su madre en peligro de deportación, la adolescente se convirtió en una activista a favor del TPS de 300,000 migrantes, y de miles de jóvenes que, como ella, se enfrentarían a la dura decisión de quedarse en Estado Unidos sin sus familiares o tener que mudarse a un país desconocido si sus padres son deportados.
La administración Trump había ordenado que ella y otros 190,000 salvadoreños salieran de Estados Unidos a más tardar el 9 de septiembre próximo.
Pero en octubre pasado el juez federal en California, Edward Chen, ordenó suspender la cancelación del estatus. El 1 de marzo, esa decisión se hizo oficial y los permisos de trabajo del TPS de los salvadoreños se ha extendido hasta enero de 2020.
Chen dictaminó que el estatus permanezca por tanto tiempo dure sin decisión final e inapelable la demanda Ramos versus Nielsen.
Nielsen, se refiere a la secretaria del DHS, Kirstjen Nielsen, quien como cabeza del departamento de Migración fue la encargada de emitir las cancelaciones del abrigo migratorio.
Cuando Ramos se enteró en octubre del fallo a favor del TPS, lo celebró con su padre, de camino a la escuela. En el centro educativo fue recibida con alegría y felicitaciones.
La joven añora ir a la universidad en Estados Unidos, unirse al equipo de fútbol nacional, y poder mantener a su familia unida.
La heroína salvadoreña viajó con otras personas hasta el Vaticano, en Roma, para conocer al papa Francisco y pedirle que interceda por las familias migrantes en peligro.