Así escaparon dos peligrosos narcos ligados al “Chapo” Guzmán de una cárcel mexicana

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Se trata de Julián Grimaldi Paredes, quien se presume que es el operador financiero de Joaquín el Chapo Guzmán, preso en EE. UU., y Carlos Salmón Higueras, supuesto sicario de los Beltrán Leyva, quienes se fugaron de una cárcel de máxima seguridad de Sinaloa, México, el 22 de julio último, según la cadena Univisión Noticias.

Las cámaras de video del penal captaron el momento en que los guardias, en un primer momento, reciben un mensaje a través de un celular, que dicho sea de paso, están prohibidos en esa prisión.

Momentos después un guardia les lleva hasta sus celdas uniformes de custodios y también armas y municiones, con lo que, con toda la calma, comienzan la operación de escape.

Luego abandonan su celda y atraviesan unos seis filtros de seguridad sin que las alarmas suenen y sin levantar la mínima sospecha, acompañados de otro custodio hasta salir por la puerta principal.

El cinismo es tal que, mientras se cambian de ropa, uno de ellos mira sonriente a la cámara de seguridad y otro inhala lo que parece ser cocaína.

La grabación también muestra que afuera del penal otro guardia se les une, suben a un vehículo y los cuatro huyen del lugar. La operación tarda una media hora desde que reciben la llamada.

Aunque el hecho ocurrió a las 12:50 de la madrugada, fue hasta las 3:05 horas que se dio la alerta de fuga.

Piezas claves

Los narcotraficantes fugados eran piezas claves en procesos contra narcotraficantes. El testimonio de Grimaldi Paredes sería presentado en el juicio que se sigue contra el Chapo Guzmán en Nueva York, Estados Unidos, por lo que analistas creen que este tipo de fugas seguirán ocurriendo en los próximos días.

Las pesquisas apuntan a que podría ser uno de los principales operadores financieros del cartel de Sinaloa, que lideraba el Chapo, así como uno de los participantes en la emboscada contra varios militares en septiembre del 2016.

En tanto que Salmón Higueras es señalado de ser el jefe de sicarios del cartel del narcotráfico Beltrán Leyva, y también está acusado de haber matado en una emboscada a siete policías en el 2012.

Según registros, con anterioridad se había ordenado el traslado de los reos ante el peligro de fuga fuera del estado de Sinaloa, “pero un juez federal ordenó que regresaran al Penal de Culiacán, de donde se fugaron”, dice la nota de Univisión.

 

Fugas espectaculares

Las fugas de estos reos tienen el tinte de los escapes “espectaculares” que ha protagonizado el líder del cartel de Sinaloa, Joaquín Guzmán Loera.

La primera vez que se escapó, después de casi nueve años de haber sido capturado en Guatemala, Guzmán Loera se ocultó entre sábanas sucias en un carrito de lavandería y se tapó con un colchón viejo y varia ropa y electrodomésticos encima.

En esa ocasión, en enero del 2001, fue un empleado de limpieza del penal quien empujó el carrito y pasaron por áreas que no detectaron los filtros de seguridad ni las cámaras de circuito cerrado del reclusorio Puente Grande de Jalisco, donde cumplía una condena de 20 años por varios delitos.

En ese escape también se les ordenó a los guardias que no registraran, de ninguna manera, al empleado del penal ni las cosas que llevaba.

Pero más espectacular e impensable fue su segundo escape de la prisión del Penal Federal del Altiplano de México en julio del 2015.

En esa ocasión, el líder narcotraficante escapó por un túnel de 1.5 kilómetros de largo que conectaba el drenaje de su baño con un campo contiguo al penal.

El túnel contaba con energía eléctrica, un sistema de aire acondicionado y movilidad sobre rieles, que, a criterio de expertos, fue diseñado por ingenieros y otros expertos. En esa ocasión también Guzmán escapó frente a las cámaras con toda tranquilidad.

Las cámaras, únicos testigos

En varios casos, las cámaras han sido los únicos testigos de la impunidad reinante en las cárceles mexicanas que albergan a narcotraficantes poderosos.

En mayo del 2017 una cámara puso en apuros a la justicia mexicana cuando se reveló la grabación de una lujosa fiesta dentro de un penal mexicano.

Parranda, abrazos, licor, música, lágrimas y hasta poemas: así celebraron en el penal mexicano Puente Grande allegados e invitados de Don Chelo, uno de los hombres fuertes del cartel de Jalisco, según dio a conocer el diario Milenio.

Rodeado de sus misteriosos secuaces, y con música al fondo de tres grupos musicales, incluidos los Buchones de Cualiacán, José Luis Gutiérrez Valencia, el Ojo de vidrio o el 77, dejó claro quién mandaba en el penal.