Así, Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Guyana, Honduras, Panamá, Paraguay, Perú y Santa Lucía, ya anunciaron que desconocerán el Gobierno de Maduro y que, además, prohibirán el ingreso a sus países de funcionarios chavistas.
El porqué de esta decisión quedó clara en el último documento del grupo firmado en Lima el 8 de enero pasado: el período por el que pretende ser investido Maduro es “ilegítimo”. Es más, en el texto instan al régimen a transferir el poder a la Asamblea Nacional hasta que haya nuevas -y libres- elecciones.
La postura evidencia también la gran preocupación de esos países ante una crisis política, social y humanitaria que ha generado el éxodo de 2,5 millones de venezolanos.
Pero en la acera del frente quedan otros cinco países de la región: Nicaragua, Bolivia, Cuba, México, El Salvador y Uruguay. Solo ellos enviarán representantes a la investidura y, por lo tanto, la validarán.
Este sector marginal también se divide en dos, entre quienes respaldan totalmente a Maduro -Nicaragua, Cuba y Bolivia- y quienes enviarán representantes de manera más incómoda -México y Uruguay-, donde sectores internos ya manifestaron su repudio absoluto ante la postura de los presidentes Andrés López Obrador y Tabaré Vázquez.
El defensor de Maduro más combativo es Daniel Ortega, probablemente porque son regímenes más parecidos y él teme ser el próximo en la lista negra del Grupo de Lima. De hecho, irá en persona a la investidura y escribió una carta de solidaridad: “La vergüenza es de ellos, la dignidad es nuestra. Estamos juntos, los pueblos libres y decorosos de nuestra América, asumiendo nuestros derechos y exigiendo, con Bolívar, con Chávez, con Fidel, con Sandino, patria libre”.
A Ortega se sumaron el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, y su homólogo boliviano, Evo Morales, defensores a ultranza del régimen chavista.
El cambio de timón de México al no apoyar al Grupo de Lima bajo la administración de Andrés Manuel López Obrador, ha sorprendido, aunque será Juan Manuel Nungaray, el encargado de negocios de la Embajada de México en Venezuela, quién representará al país en la toma de posesión.
Uruguay, que pretendía no mediatizar su postura, quedó en el ojo de la tormenta. Es que en año electoral, su decisión de enviar a la investidura al encargado de negocios de su embajada en Caracas generó numerosas críticas de sectores opositores.
Por su parte, el salvadoreño Salvador Sánchez Cerén llegó a Venezuela afirmando que el país es “una tierra de lucha permanente y un ejemplo para América Latina y el Caribe”.
Así, solo los gobiernos de Daniel Ortega, Evo Morales, Miguel Díaz Canel, Andrés López Obrador, Salvador Sánchez Cerén y Tabaré Vázquez manifestarán su apoyo al régimen chavista este 10 de enero.
Su postura, repudiada por el resto de América Latina, también es criticada por EEUU y la Unión Europea, que también adelantaron que no reconocerán a Maduro e, incluso, aumentaron sus sanciones contra los funcionarios chavistas.
El acto también contará con representantes de países de otras regiones. Un mandatario más se sumará a la ceremonia. Se trata de Anatoli Bibílov, líder de Osetia del Sur, un país del Cáucaso no reconocido por Naciones Unidas
Hasta ahora la cancillería venezolana ha informado sobre la asistencia del vicepresidente de Turquía, Fuat Oktay; el vicepresidente del Consejo de la Federación de la Asamblea Federal de Rusia, Ilyas Umakhanov; el viceprimer ministro de Bielorrusia, Igor Liashenko; y el ministro de Agricultura y Asuntos Rurales de China, Han Changfu. Se trata de un puñado de las más de 100 delegaciones que recibieron la invitación por parte del régimen chavista