Los seguidores de las Iglesias Católica y Ortodoxa y los Judíos del mundo están celebrando la Pascua durante la misma semana.
Francisco, el líder católico, mantuvo su tradición de romper el protocolo al pronunciar una homilía durante la misa de Pascua, en la que aseguró que ante las tragedias y las guerras en el mundo la única respuesta es que “Cristo ha resucitado”.
“la Iglesia no cesa de decir ante nuestras derrotas y ante nuestros corazones cerrados y atemorizados que el Señor ha resucitado”, insistió el papa.
El Papa relató que ayer llamó a un joven con una grave enfermedad y que le dejó “sin respuestas” al contestarle que “nadie le había preguntado si él merecía esto”.
Francisco dijo entonces que sólo se puede responder que “la Iglesia continúa diciendo Jesús ha resucitado y esto no es un fantasía, no es una fiesta, con tantas flores, es más que todo eso”.
“¿Pero si el señor ha resucitado por qué sucede todo esto. Por qué suceden tantas desgracias, enfermedades, trafico de personas, guerras, destrucción, utilizaciones, venganza, odio? ¿Donde está el señor?”, preguntó el papa argentino.
El pontífice dijo que los católicos ante tanto dolor en la tierra y ante tantas tragedias y calamidades pueden decir que “no hay un muro sino un horizonte”.
“Ante las enfermedades o problemas familiares, ante las guerras las tragedias humanas, sólo, simplemente, y con voz humilde, sólo se puede decir que estoy seguro que Cristo ha resucitado y yo he apostado por ello”, agregó.
Durante su mensaje de Pascua “Urbi et Orbi” el domingo, el Papa Francisco animó a la gente a no perder la fe en medio de las guerras, el sufrimiento y la destrucción.
“Hoy, la Iglesia continúa diciendo: “¡Alto, Jesús ha resucitado!”, recordó el pontífice a la grey católica.
Por su parte, el Patriarca Kirill de Moscú y de toda Rusia entregó su discurso tradicional de Pascua a cientos de creyentes ortodoxos reunidos en la principal iglesia ortodoxa de Rusia, la Catedral de Cristo Salvador, que fue reconstruida a finales de 1990 tras ser demolida en 1931.
El patriarca llamó a los fieles a mostrar el cuidado de aquellos que necesitan desesperadamente apoyo y ayuda.
“El camino del Salvador es el camino del amor, en el que la persona se vuelve de concentrarse exclusivamente en sí mismo a aquellos que necesitan nuestra ayuda y apoyo”, dijo el jefe de la Iglesia Ortodoxa Rusa.
“Mientras seguimos este camino, llegamos a conocer el misterio de la felicidad humana que Dios nos revela, la cual está oculta en el amor sacrificial, incondicional y todo perdonador afirmado por el Salvador en la cruz y que debe ser reflejado en nuestras vidas”, agregó el Patriarca Kirill.
La Pascua es la celebración cristiana más grande del año en Rusia. Como es tradición, el Santo Fuego, que simboliza la resurrección de Jesucristo, fue entregado a Moscú desde Jerusalén para la solemne liturgia.
Para los judíos, la Pascua ó Pésaj es una festividad judía que conmemora la liberación del pueblo hebreo de la esclavitud de Egipto.
La celebración, también llamada Pascua Judía o Pascua Hebrea (para distinguirla de la Pascua de Resurrección del cristianismo) comienza el día 15 del mes hebreo de Nisán, y dura ocho días.
Generalmente, Pésaj cae en abril según el calendario gregoriano. Este año 2017, Pésaj comenzó al atardecer del lunes 10 de abril y terminará al atardecer del martes 18 de abril.
El Séder de Pésaj, que es el orden o procedimiento correcto de la pascua, consiste en llevar a cabo una tradicional cena la primera noche de la festividad (las dos primeras en la Diáspora).
Durante la cena, se relata la historia de la salida de Egipto, y se llevan a cabo varios brindis.
Para la cena está prohibida la ingesta de alimentos derivados de cereales fermentados con levadura, como el trigo, la cebada, el centeno, o la avena. Para reemplazarlos se suele comer “pan ácimo”, o matzá, en hebreo.
El rabino del Kotel Hamaarabí (Muro Occidental), Shmuel Rabinowitz, recomendó desde Jerusalem “aprovechar estos días para transmitir el legado judío a la próxima generación, hacer todo lo posible para que sus niños sean como el hijo sabio y no -D’s libre- los otros de la Hagadá y explicarles acerca de la eternidad del Pueblo de Israel y sus valores y del deber de preservar la identidad judía para que permanezca sagrada y pura”.
La Hagadá es el libro que se lee en el Séder que en Israel se realiza en la primera noche de Pesaj y en la Diáspora, en las dos iniciales.
El mismo relata la historia previa, concomitante e inmediatamente posterior al Éxodo de la esclavitud en Egipto a la libertad, con citas bíblicas, relatos talmúdicos y alegorías como la de los cuatro hijos, que reflejan los diversos tipos de judíos que existen, desde el sabio, que se interesa y enorgullece por su identidad, hasta el malvado, que se siente excluido de su pueblo, además del simple, que sabe poco acerca de su judeidad, y el que no sabe preguntar y es directamente ignorante, pero todos ellos preguntan acerca de Pésaj, su historia y su legado.
En ese sentido, para Rabinowitz esta festividad significa “educación y libertad”.
Esto es, “la transmisión a la futura generación, mis hijos, del glorioso legado de mi padre, mi abuelo y todas las generaciones que me precedieron, y la libertad espiritual: tras la salida de Egipto recibimos los valores y la Torá, que nadie pudo quitarnos aun cuando después atravesamos difíciles exilios, terribles persecuciones y una terrible Shoá; con ellos sobrevivimos y triunfamos”, resumió.
El rabino del Kotel explicó que en Pesaj se vive allí “una atmósfera de santidad” y que si bien “Jerusalem siempre es sagrada, en una festividad lo es más”.
“Aunque mucho deseamos celebrar Pesaj como está prescripto y realizar el sacrificio pascual” en el Tercer Templo, que será reconstruido tras la llegada del Mashíaj (Mesías), mientras “ello no se pueda, todos vienen a Jerusalem para mantener el recuerdo de la peregrinación como en aquellos días en que existía”, contó.
“Pesaj y Sucot (la Fiesta de las Cabañas) son festividades en las cuales el Kotel se recubre de fiesta y cientos de miles de personas peregrinan para orar y recibir fe de las sagradas piedras” del Muro, agregó Rabinowitz.
Una de las responsabilidades del Rav Hakotel previo a Pesaj es sacar los mensajes que los visitantes dejan allí.
“Los papelitos donde una persona escribió su oración al Creador del mundo no se tiran, los recogemos y enterramos en la tierra, como los libros sagrados desgastados, y debemos hacerlo para que otros también puedan dejar notas en las rendijas del Kotel”, aclaró.
Finalmente, el rabino del Kotel Hamaarabí, Shmuel Rabinowitz, deseó “a todos Jag Kasher Vesameaj (una festividad kasher y feliz) y una fiesta de verdadera libertad”.