Fue violada, mató a su violador y ahora es candidata a diputada

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Yakiri Rubio, candidata a la Asamblea del DF, en su casa.

Yakiri Rubio (Ciudad de México, 1993) salió de la cárcel en marzo de 2014 después de tres meses de encierro y el pago de una fianza 32.000 dólares. Su pesadilla, sin embargo, terminó hace apenas 15 días, cuando un juzgado de la capital del país la absolvió del delito de homicidio.

En diciembre de 2013, la muchacha fue secuestrada por dos hombres y violada en un hotel de la colonia Doctores, un barrio inseguro y próximo al centro histórico del Distrito Federal mexicano. Durante un forcejeo posterior, la joven rasgó el cuello de uno de sus agresores con una navaja. Este huyó desangrándose y murió en la puerta de su casa minutos después.

Golpeada y espantada, Yakiri acudió a una comisaría de la capital para pedir auxilio, pero ya no volvió a pisar la calle. El auto de formal prisión concluyó que ella y Miguel (el violador) eran amantes y que la joven decidió matarlo en un ataque de celos. Su familia defendió en todo momento que ellos no se conocían, y que la joven mantenía una relación formal con otra mujer.

Hace unos meses, su nombre volvió a saltar a los medios cuando anunció su candidatura en la delegación Cuauhtémoc a la Asamblea Legislativa del Distrito Federal por el Partido Movimiento Ciudadano.

En la formación, fundada en 2011, el 50% de las candidaturas están compuestas por ciudadanos afines. “Me van a complicar que llegue, me van a dar la espalda”, admite una tarde de campaña sentada en un sillón de la sala de su casa, en el popular barrio de Tepito, una zona brava de la capital.

La modesta estancia, a ras de calle, se encuentra adornada con carteles electorales. De todas las fotos que cubren las paredes, una destaca especialmente por su simbolismo. Es el momento en el que la joven sale de prisión, rodeada de cámaras, y se abraza a sus padres, José Luis y Marina, luchadores incansables y forjadores de la victoria final de su hija ante los tribunales. Su caso despertó la indignación ciudadana y a través de las redes sociales dio aliento a un movimiento feminista en su apoyo.

“Los políticos no protegen a la mujer. No nos quieren ayudar y sus leyes no nos benefician”, reflexiona. “Sé que Movimiento Ciudadano me está utilizando, pero también de esa forma yo quiero utilizar al partido, tratar de empoderarme y llegar hasta donde pueda para a las mujeres”. De conseguir un escaño en el parlamento de la ciudad, esa es la agenda que le interesa impulsar.

“He hablado mucho sobre el tema de la legítima defensa y es importante que se convierta en un derecho fundamental para la mujer, porque hoy no lo es. Si nos defendemos de una agresión sexual, tenemos que probar de muchas formas que no hubo exceso, como en mi caso”.

Yakiri, ahora de 22 años, es una mujer muy seria para su edad. “Soy más fuerte, estoy más informada y no le temo a la autoridad”, dice con aplomo. Antes del suceso, la joven vendía bolsos en un puesto del barrio, una actividad que abandonó por seguridad. No sabe qué pasará el domingo, pero es consciente de dónde está: “La gente nos conoce y nos quiere por ser esa familia que somos. Si mis papás no me hubieran apoyado, viviríamos una historia bien diferente”.