El ‘corralito’ en Grecia causa fuertes caídas en las Bolsas, pero no afecta al euro

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Un operador de mercado, en la Bolsa de Fráncfort, ante una pantalla que muestra a Alexis Tsipras. (DigitalPhoto/agencias/DL)

El temido tsunami bursátil derivado del corralito griego quedó en un susto. Los números rojos poblaron este lunes las Bolsas de todos los continentes pero lejos del desastre que algunos analistas vaticinaban. El euro incluso lograba repuntar frente al dólar en lo que parece un voto de confianza del mercado en el futuro de la moneda única. Los cortafuegos puestos en marcha por las autoridades europeas durante la crisis parecen estar funcionando y los inversores no pierden la esperanza en alguna solución que evite la salida de Grecia del euro. Pero es pronto para cantar victoria.

Las Bolsas europeas registraron un lunes negro, con las mayores pérdidas desde agosto de 2012. Milán y Madrid lideraron las caídas en Europa, con descensos del 5,17% y del 4,56%, respectivamente. La prima de riesgo de los países de la periferia subió no más de 46 puntos básicos en el peor de los casos, Portugal, y el euro incluso remontó la tendencia y recogía ganancias en la apertura del mercado estadounidense. “El mercado ha mostrado un comportamiento relativamente saludable”, reconocía un operador bursátil.

“Aunque parte de la reacción inicial del mercado a la decisión de las autoridades griegas de celebrar un referéndum ha sido desactivada, hay margen para una renovada volatilidad en caso de una próxima salida de Grecia del euro”, asegura John Higgins, de Capital Economics.

Este martes vence la prórroga del actual programa de rescate a Grecia y Atenas ha pedido una extensión de las negociaciones hasta que se celebre el referéndum, el próximo domingo. Pero Bruselas no parece estar por la labor de semejante concesión. También vencen los pagos con el Fondo Monetario Internacional (FMI) por unos 1.600 millones de euros y una mayoría abrumadora de analistas prevé que Grecia declarará el impago.

Sin un programa de rescate en vigor y con el impago de un vencimiento con un organismo internacional, el BCE puede verse condicionado a la hora de decidir en su reunión del miércoles sobre la línea de financiación de emergencia que mantiene a flote la banca griega. Fráncfort está comprometido con mantener la estabilidad financiera a toda costa pero no quiere que sus medidas se interpreten como decisiones políticas sobre el futuro y la viabilidad del euro. Eso obliga a la institución a mantener delicados equilibrios sobre la cuantía y la duración de esa línea de asistencia. De nuevo, en territorio inexplorado.

Mercados y encuestas
Los mercados se aferran a unas encuestas que otorgan la victoria del “sí” (por un 53% frente al 30% del no) al rescate con condiciones de las instituciones y a la permanencia de Grecia en el euro en el referéndum convocado por el primer ministro Tsipras para el día 5. Una esperanza que ignora deliberadamente el hecho de que los sondeos se realizaran antes de que se convocara la cita pero que muchos creen reforzada por los efectos del corralito sobre la población.

“Los controles de capital pueden movilizar a la opinión pública en favor del “sí”. Muchos ciudadanos griegos ni siquiera tienen tarjeta de crédito y el hecho de no poder sacar dinero del banco les permitirá vivir en primera persona las consecuencias de una ruptura con Europa”, aseguraban desde Londres los expertos de un banco de inversión en una conferencia con clientes este mismo lunes.

Tanta seguridad tiene sus límites. El Gobierno de Tsipras ha pillado por sorpresa a los mercados con su decisión y no se pueden descartar nuevos cisnes negros procedentes de Atenas. “No hay una provisión legal para que ningún país abandone el euro. Sería una decisión que tendría que adoptar el Gobierno de Grecia y para que eso se produjera la situación debería deteriorarse aún más. Pero ese sería un acontecimiento que cambiaría por completo la naturaleza de la propia Unión”, advierten los banqueros a sus inversores.

Dudas sobre la solvencia de la banca

La dependencia de la banca griega de la línea de financiación de emergencia (ELA) del Banco Central Europeo (BCE) es total. Sólo por esa vía, el BCE inyecta 89.000 millones de euros en el sistema financiero heleno, frente a unos depósitos que han caído más del 20% desde noviembre y que ascienden a poco más de 120.000 millones.

Como recuerda José Luis Peydró, profesor de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, los depósitos bancarios se sitúan ya por debajo del 70% del PIB del país (que se sitúan en torno a los 200.000 millones de euros), lejos del 200% del PIB que representan los depósitos en una economía como la española. Peydró alerta de que la fuga de depósitos de locales y extranjeros desde el pasado mes de noviembre ronda los 80.000 millones de euros y, en ese tiempo, calcula que los préstamos del BCE a la banca helena han ascendido a 125.000 millones.

La principal lección de la crisis financiera global que se vivió entre 2008 y 2009, con la caída de Lehman Brothers como máximo exponente, es cómo una crisis de liquidez se puede transformar en una crisis de solvencia para un banco. Los créditos impagados de la banca griega suponían el 33,5% del total a finales de 2014, según datos del Fondo Monetario Internacional (FMI).

Con la fuga de depósitos sufrida, los impagos al alza y sin acceso a los mercados internacionales, la solvencia de la banca griega está en el aire. El problema es que el BCE solo puede mantener su línea de asistencia para los bancos considerados solventes. Esas garantías están ahora en duda.