Al menos 14 pandilleros recluidos en el centro penal de Quezaltepeque fueron asesinados el sábado en hechos calificados por el gobierno como “producto de problemas internos de la pandilla Barrio 18 recluidos en ese centro penitenciario.
La Dirección de Centros Penales dijo que los catorce fallecidos fueron asesinados en medio de una purga interna. “Se presume que esta es una acción de depuración entre los pandilleros de la 18R”, agregó la institución en su cuenta oficial de Twitter.
La de ayer es la segunda masacre con mayor número de víctimas que se registra dentro de un centro penal desde 2004, cuando fueron asesinados 32 reos en el Penal de La Esperanza en Mariona.
Los cadáveres habrían sido hallados esparcidos en diferentes áreas de la prisión.
La Dirección de Centros penales declaró estado de emergencia en la cárcel de Quezaltepeque por lo que las visitas fueron suspendidas.
Los familiares de los reos del penal de Quezaltepeque empezaron a llegar al lugar de los hechos a eso de las 8 de la noche para conocer de lo ocurrido pero la Policía Nacional Civil (PNC), acordonó los alrededores y no les permitió el paso.
Hasta el momento no se ha esclarecido ni la forma ni el tipo de armas conque fueron asesinados los pandilleros.
Alrededor de 1.000 reclusos, todos pertenecientes a la pandilla Barrio 18, están detenidos en ese penal.
Fiscales especializados se apersonaron desde tempranas horas de la noche para determinar las circunstancias en que se produjo el hecho, según declaró a su vez el Fiscal General de la República, Luis Martínez.
Martínez aseguró que la Fiscalía tuvo conocimiento desde el viernes pasado de que una situación como la ocurrida podría producirse por lo que lo hizo del conocimiento de la Policía Nacional Civil.
“Nosotros (la Fiscalía), tuvimos información que estas situación se podía suscitar, aquí vemos una guerra cruel, insensata y sin sentido entre las mismas pandillas que sólo lleva dolor y luto a nuestra población”. “Lo que pasa es que con la efectividad que hemos tenido, la 18 Revolucionarios ha perdido muchos cabecillas que han sido capturados y otros han fallecido en enfrentamientos”, explicó el jefe del Ministerio Público (MP).
La cárcel de Quezaltepeque alberga sólo a pandilleros del Barrio 18 de la facción conocida como Revolucionarios, uno de los grupos criminales más violentos que operan en el país. A finales de julio se responsabilizaron de un boicot al transporte público de pasajeros que dejó como resultado graves daños a la economía.
Trece de los pandilleros asesinados fueron identificados por el Instituto de Medicina Legal (IML), siendo ellos los siguientes: Geovanny Esau Santos, Cristian Geovanny Artiga, Carlos Ernesto Herrera, Rene Mauricio Valle, Carlos David Campos, Víctor Manuel García, José Manuel Rubio, Emanuel de Jesús Lobato, Henry Mauricio Hernández, José Ernesto Durán, José Antonio Gutiérrez Erick, Alberto Escobar y Óscar Alfredo Grijalva.
El secretario de Gobernabilidad del gobierno salvadoreño, Hato Hasbún, dijo en la estatal Radio Nacional que lo ocurrido “es producto de problemas internos entre la pandilla 18, hubo una situación complicada entre ellos con el resultado que todos conocen, nosotros estamos en permanente emergencia, pero la situación está totalmente controlada”.
Por su parte, el portavoz del Gobierno, Eugenio Chicas, dijo que el Ejecutivo tiene la situación “totalmente controlada” y que no hay “ningún vacío que se escape”.
Agregó que “estas muertes son producto de problemas internos de la pandilla Barrio 18″, ya que dentro de las prisiones, las pandillas tienen sus propias jerarquías.
La de ayer es la segunda masacre con mayor número de víctimas que se registra dentro de un penal desde 2004, cuando fueron asesinados 32 reos en el penal La Esperanza, conocido como Mariona.