Un informe publicado por la organización Enviromental Research Letters, indica que el narcotráfico ha cambiado a Centroamérica su principal punto de operaciones, luego de la intervención del gobierno de Estados Unidos en México, una vez ubicados ahí los grupos irregulares utilizan las tierras deforestadas de bosques en esa región continental para comprarlas y usarlas en actividades agropecuarias y así blanquear dinero.
El principal autor del informe, Steven Sesnie del Servicio de Pesca y Vida Silvestre de Estados Unidos, indica al respecto:
“La mayor parte de la deforestación de los narcos que hemos identificado ha tenido lugar en áreas de bosques húmedos y de mucha biodiversidad y en torno al 30 % y el 60 % de las pérdidas anuales ha tenido lugar en zonas protegidas, poniendo en peligro los esfuerzos de conservación para mantener los bosques sumideros de carbono, los servicios ecológicos y la subsistencia de la población rural e indígena”.
El reporte se ha basado en estimaciones de deforestación anuales entre los años 2001 y 2014 centrándose en los países centroamericanos Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica y Panamá de los que calcula por primera vez la influencia que el narcotráfico ha tenido en la deforestación más no en el cultivo de estas zonas boscosas
Sesnie explica que:
“A medida que las drogas se trasladan al norte aumenta su valor y los traficantes y los cárteles buscan las formas de introducir su dinero en la economía legal. Comprar terrenos forestales y convertirlos posteriormente en tierra agrícola es una de las principales formas de hacerlo”.
Una de las razones por las que el narcotráfico ha trasladado sus operaciones hacia América Central es por la mano dura que Estados Unidos ha puesto en México en donde desde el año 2000 estos grupos irregulares concentraron sus actividades.
Según el investigador “actualmente, aproximadamente el 86 % de la cocaína traficada en todo el mundo se mueve a través de América Central en su camino a los consumidores de Norteamérica, dejando aproximadamente en la región 5.300 millones de euros, unos seis mil millones de dólares, en beneficios ilegales”.
“Nuestros resultados ponen de manifiesto amenazas clave a lo que queda de bosque tropical húmedo y de zonas protegidas en Centroamérica “, indica Sesnie, quien también detalla que las zonas boscosas que se encuentran lejos del “desarrollo socioeconómico bajo” están bajo especial amenaza.
El narcotráfico está deteriorando cada vez más el estado de Derecho y la seguridad en Centroamérica y el Caribe, dos regiones que siguen siendo utilizadas como zona de tránsito de drogas desde Suramérica hacia Europa y América del Norte, según un informe de la ONU publicado en marzo del año pasado.
Este es el diagnóstico que hace la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE) en su reporte de 2015, en el que advierte de las graves consecuencias del tráfico de drogas.
“La impunidad, la corrupción y la debilidad de las instituciones socavan el estado de Derecho y la labor de lucha contra las drogas en la región, a pesar de los intentos de reforma de los sistemas judiciales y de aplicación de la ley”, advierte la JIFE.
En este informe, se vuelve a mencionar los vínculos creados entre los carteles de la droga y los grupos criminales locales, y menciona especialmente a las pandillas conocidas como “maras”.
La violencia ha crecido, alerta la JIFE, en un fenómeno que relaciona con los enfrentamientos por el control del mercado.
Junto a la violencia, el narcotráfico trae también corrupción y va debilitando los sistemas judiciales, advierten los expertos.
“En Centroamérica, tanto el dinero procedente del tráfico de drogas como la corrupción han ganado arraigo en los servicios de seguridad, lo que ha allanado el camino a otras formas de delincuencia organizada, como el tráfico de armas de fuego”, sostiene el informe.
La pobreza y la desigualdad son también aspectos que han impulsado el tráfico de drogas: “En Centroamérica y el Caribe circunstancias como la pobreza, la desigualdad social y la falta de oportunidades económicas para los jóvenes han contribuido al aumento del tráfico de drogas”, alerta la JIFE.
Por ello, el informe destaca que “Centroamérica y el Caribe fue la única región del mundo donde el nivel de incautación de cocaína aumentó en el 2013, a 162 toneladas, en comparación con las 78 toneladas de 2012”.
En lo que respecta al consumo, la prevalencia de la cocaína (el número de personas que la usaron al menos una vez en los pasados doce meses) es del 0,6 %, por encima de la media mundial.
Según los datos que maneja la JIFE, la mitad de las solicitudes de terapia por consumo tiene que ver con el abuso de esa droga.
Respecto al cannabis, el uso va desde el 15,8 % de la población adulta en Belice al 1% en Honduras. Además, la Junta asegura haber observado “con preocupación el aumento del uso indebido de éxtasis”.
Fuente: Televicentro