Twitter, Musk y el deseo detrás de los millones

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Fue la noticia de la semana en los Estados Unidos, motivó decenas de análisis y conmovió al mundo de las tecnológicas y de la política.

El hombre más rico del mundo se adueñó de la plataforma que reúne 240 millones de usuarios. El factor Trump, el enlace político y las próximas elecciones en el horizonte.

¿Por qué la llegada de Elon Musk a Twitter provoca semejante movida?Puede pensarse, en principio, en una cuestión numérica. La compra de Twitter en 44.000 millones de dólares justificaría el abordaje periodístico. Más cuando, según se escribió en The New York Times: “Los analistas estimaron que Twitter no valía 44.000 millones, sino 30.000, o incluso menos”. ¿Y por qué menos? Un informe de la agencia Reuters indicó que Twitter estaría en un “declive absoluto”. Sus temas principales han pasado a ser pornografía y criptomonedas, y el 10% de sus usuarios más valiosos (entre ellos el propio Elon Musk, con 112 millones de seguidores), que generaba el 90% de los tuits y la mitad de las ganancias globales, ya no ingresan cada día ni tuitean tres o cuatro veces por semana.

Y aunque Musk haya prometido generar 26.8 mil millones de dólares de ganancias en 2028, cinco veces más que la actual, la probabilidad es incierta.

Si no se trata de plata, ¿entonces de qué?

“No lo hice para ganar más dinero. Lo hice por la humanidad, a la que amo”, dijo con grandilocuencia Musk. “Es importante para el futuro de la civilización tener una plaza pública digital común”.

La definición, propia de un excéntrico y provocador, señala una dirección. El hombre más rico del mundo se auto postula como el gran defensor de la libertad de expresión.

Vale dudar.

“El poder tecnológico es el nuevo gobierno, un gobierno sin fronteras”, define el analista mexicano Mauricio Cabrera. El Washington Post explica a Twitter como “los algoritmos que rigen la expresión pública”.

“Que Musk sea dueño de Twitter es como poner al zorro a cargo del gallinero cuando se trata de desinformación política”, afirmó al Post el especialista Joe Donovan.

La silueta empieza a completarse.

La primera especulación, incluso previa a que Musk se proclamara Chief Twit, fue que reabriría la cuenta de Donald Trump (cerrada luego del ataque al Capitolio).

Aún no ocurrió, pero Musk no lo niega. Por ahora sólo informó la creación de un “comité de expertos en moderación de contenidos”. Cómo moderar los contenidos de 240 millones de usuarios en el mundo ha sido un desafío que perturbó a los creadores de Twitter y que aún no encontró una respuesta.

En todo caso, ¿cómo moderará quien parece incapaz de moderarse a sí mismo?

En las últimas horas, Musk puso en duda un ataque al esposo de la líder demócrata Nancy Pelosi, e incluyó un link a una nota de la plataforma Santa Bárbara Observer, reconocida por difundir noticias falsas, y que llegó a informar la muerte de Hillary Clinton.

El diario The New York Times publicó una nota crítica sobre el episodio, y Musk volvió a la carga con una ironía: “Esto es falso. Yo no tuiteé con un link al The New York Times”.

No fue todo. El lunes escribió: “Todas las noticias tienen sesgo, unas más que otras”. Para luego apuntar sus caracteres contra el británico The Guardian. “Acostumbraba a tener un balance (moderadamente a la izquierda) e integridad, pero ahora es una máquina de propaganda de la extrema izquierda”.

Para el Times, la conclusión es simple: “Los ricos llevan mucho tiempo queriendo ser propietarios de los medios de comunicación, una tradición que los titanes de la tecnología han continuado”.