El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aceptó la invitación del líder de Corea del Norte para empezar la ronda de negociaciones sobre su programa nuclear, según confirmó en la puerta de la Sala Oeste de la Casa Blanca un enviado de Corea del Sur, Chung Eui-yong, consejero de Seguridad Nacional de su país.
El encuentro, cuya ubicación todavía se desconoce, se producirá en el mes de mayo. Posiblemente en la Península Coreana, debido a que Kim Jong Un no viaja. Entonces, Trump se convertirá en el primer presidente de Estados Unidos durante su mandato al frente del país en encontrarse con un dirigente de Corea del Norte.
Al mismo tiempo, el líder asiático se compromete a suspender sus ensayos nucleares durante las conversaciones. Mientras, también sorprende que el líder de Corea del Norte, que se encontró con el consejero de Seguridad Nacional surcoreano a principios de semana, no haya exigido la suspensión de los ejercicios militares conjuntos entre Estados Unidos y Corea del Sur del próximo mes.
En una cena de cuatro horas en Pyongyang, Kim Jong Un le expresó al surcoreano su deseo de abrir la mesa de negociaciones con Washington, y abordar la discusión de la desnuclearización y normalización de relaciones entre ambas capitales. Chung, que acudió a la cita con el jefe de la agencia de Inteligencia de Corea del Sur, Suh Hoon, reconoció como clave las presiones de Trump para traer al líder de Corea del Norte a la mesa de diálogo. “Le he explicado al presidente Trump que han sido su liderazgo y sus políticas de máxima presión, junto con la solidaridad de la comunica internacional, las que nos han traído a esta situación”, quiso felicitar Chung al presidente.
De esta forma, queda atrás el lance que ambos líderes mantuvieron en Twitter cuando se lanzaron el uno al otro advertencias sobre las capacidades nucleares de sus respectivos países. Asimismo, se produce un año después de que Kim Jong Un ordenase el lanzamiento de misiles intercontinentales balísticos con capacidad de alcanzar Estados Unidos y la realización de una prueba, posiblemente, con una bomba de hidrógeno.
Todavía así, Washington se mantiene cauto después del anuncio de esta invitación, producida de forma inesperada. Por ello, la portavoz de la Casa Blanca Sarah Huckabee Sanders emitió un comunicado en el que destacó que “el presidente Trump aprecia las palabras de la delegación de Corea del Sur y el presidente Moon”. “Deseamos la desnuclearización de Corea del Norte. Mientras, todas las sanciones y máxima presión se mantienen”, aclaró
Cuando Roh Moon-Hyun ejercía como presidente de Corea del Sur, su jefe de gabinete, Moon Jae In, ofició como máximo responsable de la preparación del encuentro que mantuvo con Kim Jong Il en octubre de 2007, la segunda cita de este calado que propiciaba la llamada Política del Amanecer iniciada en 1998.
En un guiño a la historia, Moon encargó hoy a su propio jefe de gabinete la preparación de la entrevista que deberá tener a finales de abril con Kim Jong Un, antesala del previsto encuentro entre el líder norcoreano y el presidente Donald Trump, un evento que eclipsaría incluso la enorme relevancia que tuvo la década de la Política del Amanecer.
Hasta ahora, la cita de más alto nivel entre Washington y Pyongyang fue la que mantuvo en esta segunda capital en el 2000 la entonces Secretaria de Estado de EEUU, Madeleine Albright, y Kim Jong Il.
Moon cumplirá así con una de las promesas que realizó durante su campaña presidencial cuando no sólo abogó por resucitar el citado “Amanecer” sino por encontrarse con Kim Jong Un durante su primer año de mandato.
La innegable habilidad diplomática del mandatario en un entorno donde todo le era contrario -hasta la opinión pública surcoreana, cada vez más desencantada en torno a la hipótesis de una reunificación- ha vuelto a disparar su cotización en las encuestas. El último sondeo de la firma Gallup indicaba que su popularidad vuelve situarse en el 71 por ciento.
La disposición de Moon a resucitar la Política del Amanecer se ha visto beneficiada del radical giro político que ha registrado Donald Trump -que había descalificado con toda suerte de epítetos las negociaciones que habían mantenido los ocupantes de la Casa Blanca con Pyongyang- y Kim Jong Un.
Moon incidió en este sentido al afirmar durante esta jornada que el posible encuentro entre los dignatarios sería “un hito histórico.. como un milagro“. El surcoreano no cesó de alabar la determinación de sus homólogos norteamericano y norcoreano a los que agradeció “su valentía y su buen juicio”.
“En particular el liderazgo del presidente Trump, que aceptó con gusto la invitación del presidente Kim, recibirá elogios no sólo de surcoreanos y norcoreanos sino también de la población de todo el undo”, añadió. El jefe de estado surcoreano había resaltado también el carácter “extremadamente significativo” del cambio de actitud de Pyongyang respecto a las maniobras conjuntas de Corea del Sur y EEUU, “que ha dicho que no serán un problema”.
En el pasado estos ejercicios militares iban siempre acompañados de una escalada de tensión y continuas amenazas norcoreanas con el tono más apocalíptico.
Según las explicaciones que ofreció el jefe de estado surcoreano a una representación de dirigentes de los partidos locales, la sorprendente velocidad que ha adquirido la distensión en la Península desde inicios del presente año está basada en varios encuentros secretos que mantuvieron los dos países.
Para muchos especialistas esta nueva coyuntura es también el resultado de los efectos del cerco económico que ya comienza a sentir el régimen norcoreano ante la política de “máxima presión” que ha liderado Donald Trump combinada con la realidad de que el país asiático ya es una potencia nuclear, aunque no se le reconozca como tal.
“La presión ha conseguido frenar el programa de misiles norcoreano y empujarles a la mesa de negociación“, precisó Andrei Lankok, un experto citado por la página NK News.
“En este momento Corea del Norte tiene dos objetivos: uno es que la comunidad internacional, incluido EEUU, acepte la realidad nuclear. La segunda es relajar la presión económica”, declaró por su parte Zhao Tong, un especialista en Corea del Norte del Centro Carnegie-Tsinghua de Pekin a la agencia Reuters.
Para Daniel Russel, un ex vicesecretario de Estado de EEUU para Asia del Este y Pacífico, Pyongyang lleva años exigiendo que los presidentes estadounidenses se impliquen de forma personal en las negociaciones con los miembros del clan Kim considerando que se trata de un diálogo “entre iguales, de una potencia nuclear a otra”. “Lo que es nuevo no es la propuesta sino la respuesta” de Trump, indicó Russel al mismo medio de comunicación.