Agencias. Pedro Pablo Kuczynski no aguantó más la presión y acabó con su carrera política solo 20 meses después de llegar al poder. El presidente peruano tenía demasiados frentes abiertos. Su implicación en el caso Odebrecht hundió su imagen y a pesar de haber asegurado que nunca renunciaría, esta tarde se despidió del pueblo peruano y entregó el poder por decisión propia.
Cada vez más solo y acorralado por un último escándalo de compra de votos, el presidente decidió dimitir este miércoles al comprobar que iba a ser destituido por el Parlamento al día siguiente.
La crisis llega solo tres semanas antes de la Cumbre de las Américas en Lima, de la que Kuczynski iba a ser el anfitrión y a la que tiene previsto asistir Donald Trump y Raúl Castro.
“No quiero ser un escollo para que nuestra nación encuentre la senda de la armonía que tanto necesita y a mí me negaron. No quiero que la patria sufra. He trabajado 60 años de mi vida con total honestidad”, clamó Kuczynski en un mensaje televisado. Su sucesor será el vicepresidente Martín Vizcarra, un hombre tranquilo, respetado en el mundo político y con fama de buen gestor tras su paso por la gobernación de la región de Moquegua.
El primer presidente elegido después de Fujimori, Alejandro Toledo, está en busca y captura y Perú va a pedir a EEUU la extradición por su implicación en el caso Odebrecht. El siguiente, Alan García, está sospechado de corrupción. Su sucesor, Ollanta Humala, aún está en la cárcel con su esposa, Nadine Heredia, por su implicación también en Odebrecht. Y ahora Kuczynski sale del poder por la puerta de atrás. “¿Qué le pasa a Perú que cada vez que sale un presidente lo meten preso?”, se preguntó el Papa en enero, cuando visitó Lima. La historia va camino de repetirse.