Regresión histórica en San Salvador

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Por Mauricio Eduardo Colorado.-

El flamante Alcalde de San Salvador, ha tomado la decisión de ocupar más calles de San Salvador, para ubicar nuevas ventas estacionaras de lo que se conoce como ventas ambulantes, en algunos lugares donde costó al alcalde anterior, desalojarlas a sangre y a fuego, y regresar al pasado, so pretexto de recuperar el centro histórico.

En realidad, siempre hemos creído que las calles de una ciudad, son para transitar por ellas, y que las ventas deben ubicarse en lugares especiales para ellas que reciben el nombre de mercados. Sin embargo en  nuestro país, algunos funcionarios consideran que el haber sido electos a un cargo público, les confiere el derecho de cometer arbitrariedades y abusos de todo tipo, especialmente cuando tienen otro tipo de aspiraciones y desean  asegurar los votos de los supuestos favorecidos.

De hecho, sostenemos que todos y cualquier ciudadano tiene derecho a aspirar a cualquier cargo de elección popular con el apoyo de cualquier partido político, pero tal pretensión no puede desconocer los deseos ni los derechos de otros ciudadanos -que también tienen derechos- y se les debe respetar. La invasión de las calles de una ciudad, de la forma que lo está haciendo la Alcaldía de San Salvador, viola flagrantemente, los derechos de acceder a todos los inmuebles inmediatos que quedan bloqueados por las ventas a instalarse, pero a la autoridad eso le importa muy poco.

Se ha sabido que las aspiraciones políticas del señor Alcalde, no descartan la presidencia de la república para el próximo o ulterior período presidencial, para lo cual se presenta como ficha del partido oficial, cuyos principios ideológicos sintonizan con el famoso socialismo del siglo XXI, aunque los funcionarios (por lo menos muchos de ellos), en la práctica, han sido legalmente cuestionados por delitos tales como enriquecimiento ilícito, lo cual patentiza que las ideas comunitarias son para otros, pero en ningún caso para ellos.

Se sabe que muchos de quienes ahora mantienen un estatus de poder económico, vinieron hace muchos años a nuestro país, buscando fortuna, y en efecto la encontraron debido al esfuerzo y al trabajo de sus ancestros. Ahora ya con frutos del esfuerzo de generaciones, optan por ingresar a optar por el poder político, lo cual, aunque  tienen derecho, no pueden irrespetar hasta el más humilde ciudadano en sus derechos básicos como es el de libre circulación.

Lo que hemos presenciado en fotografías expuestas en periódicos, es una estructura de hierro construida en forma contínua  en las calles escogidas para el atropello de los derechos de los vecinos de la zona ocupada para las nuevas ventas, que limita el derecho de accesar a la vivienda o comercio de la zona afectada, sin que importe a la autoridad tal violación. Dentro de unos años, podríamos tener a otro Alcalde que pretenda proceder al desalojo de estos nuevos vendedores que hoy tomarán posesión de esos nuevos lugares.

Si le agregamos el ingrediente de que han existido en el pasado personas que se favorecen económicamente con la entrega de tales puestos, comprenderemos que el proyecto adolece de ilegalidad y de transparencia, puesto que nada bueno produce la corrupción que se genera con proyectos de dudosa corrección. Lamentamos que el actual Alcalde proceda con proyectos en las calles de San Salvador, con proyectos jalados, porque las calles son para circular, no para vender.

Lo que San Salvador (y cualquier ciudad) requiere son  mercados, elaborados formalmente, con todos los servicios básicos para la dignidad de los vendedores y los compradores. Las ventas en las calles son un mal que tiene solución, y a eso debe aspirar la autoridad. Incrementar las ventas en las calles, es una medida populista que no deberíamos permitir. Por nuestra parte, condenamos enérgicamente la errónea decisión del Alcalde.