Qué son y cómo funcionan las criptomonedas: Bitcoin y Ethereum

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Términos como las “criptomonedas” o las “cadenas de bloques” se han convertido en poco tiempo en las palabras de moda en el mundo de las finanzas. Con conocimientos económicos o no, la gente está empezando a darse cuenta de que Bitcoin y Ethereum pueden ser un filón.
Invertir y comerciar con monedas electrónicas está convirtiéndose en la última novedad en cuanto a las criptomonedas y, aunque todavía no es tarde para subirse al tren, dar con el modo de hacerlo puede resultar una tarea ardua.
Para hacerte una idea: 1 bitcoin (la criptomoneda más en boga actualmente) vale más de 13.000 euros este miércoles 27 de diciembre y en los últimos siete días el precio ha fluctuado entre un máximo de 15.200 y un mínimo de 9.000 euros.
Aunque la tecnología de cadenas de bloques aún está en pañales, pronto se convertirá en algo que todo el mundo usará sin saber muy bien cómo. Para mucha gente será como volver a 1994, cuando Internet o el correo electrónico todavía estaban en desarrollo.
Si no sabes muy bien cuál es el siguiente paso que debes dar a la hora de invertir tu dinero en lo que podría ser el próximo salto tecnológico de nuestra era o si te siguen confundiendo estos conceptos, no te preocupes. Esta es la guía que necesitas.

¿En qué consiste la inversión y el comercio con criptomonedas?

Emma Poposka, directora general de la empresa de gestión de criptomonedas BronTech, explica a la edición australiana del HuffPost lo diferente que es la inversión y el comercio en lo que respecta a las criptomonedas y su gran punto en común: que cada vez están más extendidos por todo el mundo.

“El significado literal de invertir en criptomonedas, en términos sencillos, es comprar un determinado número de criptomonedas y esperar hasta que su valor aumente. El comercio con criptomonedas es similar al comercio con divisas tradicionales (Forex): los agentes operan con divisas por Internet”, resume Emma Poposka.

“La gente está empezando a interesarse más. Hace dos años, no eran muchos, pero actualmente muchas personas tienen bitcoins o ether (la criptomoneda de Ethereum). Y estas personas ejercen una fuerza de gravedad que hará que más gente se vaya uniendo, pero todo esto no ha hecho más que empezar”.
En otras palabras: si compras una criptomoneda con la esperanza de que aumente su valor para obtener beneficios cuando la vendas, eres un inversor. En cambio, si lo que quieres es intercambiar criptomonedas (bitcoins por ether, por ejemplo) con la esperanza de mantener el mayor valor posible acorde con la especulación del mercado (como sucede en bolsa), eres un agente y estás comerciando.

¿Qué criptomonedas puedes adquirir?

Hay miles de criptomonedas diferentes, con mayor o menor valor y popularidad, y cada día hay nuevas opciones. Dicho esto, hay que destacar las dos divisas digitales más extendidas y rentables: Bitcoin y Ethereum.

Bitcoin

CoinDesk define Bitcoin como “un tipo de criptomoneda nacida y sostenida de forma electrónica. Nadie la controla. No se imprimen como los dólares o los euros: la genera la gente, y cada vez más las empresas y ordenadores de todo el mundo capaces de solucionar problemas matemáticos”.
Como moneda digital, Bitcoin fue la primera y la más importante en utilizar la tecnología de cadenas de bloques, lo cual quiere decir que está descentralizada, sin que ninguna persona o institución la pueda manipular, y basa la verificación de las transacciones en la interacción entre iguales.
Emma Poposka indica que Bitcoin, como primera gran criptomoneda, se diseñó como alternativa a las divisas tradicionales de monedas y billetes (dinero fiduciario) y, en principio, solo iba a ser utilizada para realizar compras por Internet.

“Bitcoin no tiene ningún tipo de representación física. Surgió como respuesta a la gran crisis financiera de 2007 y 2008”, razona Poposka.

“Lo que [el creador de Bitcoin, Saitoshi Nakamoto] pretendía hacer es crear una criptomoneda que no pudieran manipular los bancos centrales ni ningún otro banco, que estuviera completamente descentralizada. Su propósito inicial era servir como divisa, una alternativa al dinero fiduciario. (Tener un bitcoin no implica tener nada en el mundo físico). Es un sistema de contabilidad simple que puede servir de sustituto del sistema de contabilidad actual, el del dinero físico”, expone.

Ethereum

Aquí las cosas se complican un poco. Aunque Ethereum esté catalogado como una criptomoneda al estilo de Bitcoin, Lachlan Feeney, desarrollador de cadenas de bloques en Civic Ledger, una empresa que emplea esta tecnología para solucionar problemas del sector público, asegura que es mucho más que eso.
Según explica, Ethereum puede describirse de forma más ajustada como el siguiente escalón de Internet basado en tecnología de cadenas de bloques, una herramienta que permitirá a la gente desarrollar de forma completamente descentralizada sus propias aplicaciones, negocios y proyectos en los que podrán invertir los usuarios.
“[Ethereum es] muy complicado de definir, es más bien un tipo de tecnología. La gente lo llama criptomoneda porque es el término general que se usa para referirse a este tipo de cosas, pero Ethereum no está aquí para quitarle el sitio a los dólares”, comenta a la edición australiana del HuffPost.
“Ethereum es el siguiente escalón de Internet, el salto de las aplicaciones centralizadas a descentralizadas. Ethereum es un concepto muy amplio porque no sirve solo para una cosa. Es una base y una plataforma sobre la que la gente puede desarrollar, programar y producir la próxima ola de aplicaciones”, afirma el experto.
Es decir, que Ethereum está clasificado como un tipo de criptomoneda, pero tiene más que ver con las herramientas y la tecnología que ofrece para que todo aquel que lo desee pueda crear básicamente lo que le apetezca.
En esencia, es como cuando se emplea Internet como base para crear páginas web como Facebook, salvo que con Ethereum las posibilidades son mucho más amplias: desde un proyecto de casino en línea hasta digitalizar proveedores eléctricos.
En resumidas cuentas, la tecnología de Ethereum ofrece tres posibilidades: invertir dinero tradicional en su criptomoneda (conocida como ether) igual que en Bitcoin, adquirir negocios o proyectos elaborados con su tecnología interna a través de lo que se conoce como Oferta Inicial de Monedas (ICO en inglés) o crear algo tú mismo.
“Realmente, hay infinitas posibilidades. Es como si nos preguntáramos qué tipo de aplicaciones podemos encontrar en la app store”, concluye Lachlan Feeney.

¿Qué riesgos tiene?

Según Lucy Cameron, consultora jefe de investigación del grupo de I+D+i australiano Data61, el riesgo principal a la hora de invertir y comerciar con criptomonedas es la volatilidad de los mercados actuales.
Tampoco hay que olvidar los riesgos de seguridad que hay en torno a los monederos digitales, así como el hecho de que el valor de las criptomonedas puede fluctuar enormemente, con repentinos picos y caídas, dependiendo de multitud de sucesos a escala global, según explica Lucy Cameron:
“El mercado es altamente volátil, y eso es lo primero que tenemos que tener en cuenta. Hay multitud de riesgos. En el pasado, el principal riesgo ha sido la piratería, que ha llegado a tomar el control de carteras de usuarios y de los mercados que las guardan. Otro asunto distinto es la volatilidad del mercado. Suele haber periodos de enorme volatilidad e importantes depreciaciones de la divisa de un país debido a sucesos importantes. Por ejemplo, con el Brexit, la libra bajó mucho y Bitcoin experimentó un pico de valor”, advierte.

Entonces, ¿merece la pena arriesgarse?

Al final, depende del criterio de cada inversor o agente. Según lo ve Lucy Cameron, “está en una categoría de ‘advertencia al comprador”, aunque se muestra muy entusiasmada por sus posibilidades de futuro:

“Creo que nadie debería invertir un dinero que no podría permitirse perder. Igual que en el mercado de valores, las cosas pueden salir mal, y estos son nuevos negocios y nuevas iniciativas. La gente percibe la fiebre del oro que estamos viviendo con la criptomoneda y está llevando a cabo mucha especulación y asumiendo muchos riesgos, y muchas de las nuevas monedas han resultado ser estafas”.

“Se trata de un territorio inexplorado para todos nosotros. Aún estamos tratando de descubrir qué es lo que hace que funcione y ante qué reacciona, pero hablando a largo plazo, es un avance muy emocionante”, concluye Cameron.
Lachlan Feeney, por su parte, comenta que cree en las potenciales aplicaciones futuras de la tecnología de cadenas de bloques y que las iniciativas que surjan a raíz de ella tendrán muchos más pros que contras, lo que es suficiente motivo para que la gente no le quite el ojo de encima.
“La tecnología y el potencial son fuerzas que no se pueden detener. De aquí a 10 o 15 años, siga existiendo Bitcoin o no, la tecnología de cadenas de bloques estará 100% presente y tendrá un enorme impacto sobre la economía y el modo en que funcionan los negocios. Las cadenas de bloques cambiarán el mundo, entiendas la tecnología o no, pero va a hacer falta un tiempo hasta que la gente lo empiece a aceptar”, sostiene.