Qué es la estanflación y porqué es tan peligrosa ?

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ECONOMÍA

Es la situación económica de un país que se caracteriza por un estancamiento económico a la vez que persiste el alza de los precios y el aumento del desempleo.

Economistas, analistas e inversores afirman que la estanflación es lo peor de los dos mundos: el estancamiento y la inflación. Todo un desafío para la economía de cualquier país que ya se sufrió en los años setenta. Pero ¿por qué es una situación tan preocupante?

A consecuencia del alza de la inflación y del incremento de las tasas de interés, se prevé que el crecimiento económico mundial se desplome a partir de este año, lo que obliga a tomar previsiones.

La alta posibilidad de una estanflación en Estados Unidos y el resto de las economías avanzadas ya atraen la atención de los gobiernos en todo el mundo.

Los términos recesión y estanflación se han vuelto más cotidianos ante la situación de la economía de Estados Unidos, sobre todo por la tasa de inflación que registra (8.6% a mayo), ya que es el principal socio comercial de Guatemala, lo que puede generar un shock a nivel interno dada la conexión en términos comercio exterior, inversión, importaciones, relación con el sistema financiero y porque, además, desde el país norteamericano se despacha el 98% de las remesas familiares.

Un problema económico complejo

La estanflación hace referencia a un periodo de alta inflación combinado con un estancamiento económico. Es decir, supone una subida constante de los precios a la vez que se da una caída del Producto Interior Bruto (PIB) durante dos trimestres consecutivos.

En los últimos meses, se ha convertido en un concepto muy sonado. Y es que, la guerra entre Rusia y Ucrania los precios de la gasolina y la factura de la luz junto a los problemas de distribución de algunos productos básicos han hecho que varios países del mundo se preparen ante una situación de estanflación.

Los aumentos de los precios han provocado un crecimiento en las cifras de inflación de los países de la zona euro. Precisamente en un momento de recuperación tras la crisis sanitaria de la Covid-19, en la que todavía no se han retomado las cifras previas a la pandemia. Por esta razón, existe un potente temor en que los países dejen de crecer o que su crecimiento sea inferior a las cifras que suben los precios. Todo ello conllevaría una caída del empleo y, por tanto, una pérdida de poder adquisitivo y una probable recesión económica.

Concepto de estanflación

Este término económico fue usado por primera vez en 1965 por Ian McLeod, entonces ministro de Economía del Reino Unido. Durante un discurso en la Cámara de los Comunes del Parlamento británico sobre la realidad del país, el político fusionó las palabras estancamiento e inflación afirmando: “Ahora tenemos lo peor de ambos mundos: no solo inflación por un lado o estancamiento por el otro, sino ambos juntos. Tenemos una especie de ‘estanflación’”.

Causas y consecuencias

Como ya se ha comentado, dicho fenómeno ocurre cuando el PIB decrece por dos trimestres seguidos, a la vez que los precios de los bienes y servicios aumentan de forma generalizada y sostenida en el tiempo.

La estanflación se considera uno de los problemas económicos más complicados de manejar y resolver ya que las medidas necesarias para combatirlo son contradictorias. Por un lado, las políticas monetarias y fiscales que se utilizan para estimular una economía recesiva agravan la inflación. Y por otro parte, las políticas monetarias para paliar la inflación tienden a profundizar y ampliar su factor recesivo.

Así pues, se trata de un círculo vicioso que, además de dificultar cualquier medida de corrección por parte de los gobiernos, distorsiona por completo los mercados.

Como consecuencia de la estanflación, las clases sociales medias-bajas y bajas se ven afectadas. Al elevar los precios, muchos hogares pierden considerablemente capacidad de compra y, por tanto, se retrocede en el consumo privado.

No hay que olvidar que a esta subida de los precios de bienes de consumo no le suele acompañar un incremento de los salarios de los trabajadores, y esto genera el empobrecimiento de la población. Además de que el estancamiento produce un elevado desempleo y muchas personas dejan de tener ingresos.

Así mismo, si no existe un crecimiento económico, el ámbito de la inversión también se ve perjudicado, ya que las empresas no generan los mismos beneficios y la bolsa tampoco sube.

La economía mundial en los años 70

Este panorama recuerda a lo que ya se vivió en los años setenta, cuando se produjo la gran crisis del petróleo.

Hasta el momento, había una correlación entre el empleo y la inflación. En otras palabras, casi de forma automática cuando bajaba la tasa de desempleo, aumentaba el consumo y, con él, la inflación. Pero esta dinámica, también conocida como la curva de Phillips, dejó de cumplirse por primera vez en 1973.

Resumidamente, en dicho año se produce la crisis del petróleo, una crisis internacional en la que varios países del golfo pérsico decidieron no exportar este combustible a Estados Unidos, así como a otros países de Europa occidental.

Las restricciones de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) derivaron en un aumento del precio del petróleo y se produjo un incremento en los costes de producción. Esta inflación de costes acabó repercutiendo en los productos de consumo, a la vez que la economía se encontraba estancada.

¿Cómo se soluciona la estanflación?

La estanflación de los 70 provocó que los trabajadores exigieran una subida de sus sueldos, acordes con el aumento de los precios. Pero esta no fue la medida más efectiva ya que se creaba un efecto bola de nieve. Y es que, para amortiguar las subidas salariales, los empresarios incrementaron también los precios de los productos. Con lo que la inflación volvía a subir y, de nuevo, los empleados volvían a pedir un aumento de sueldo.

Para muchos académicos lo que tiene la inflación actual en común con la de la década de los setenta es que las dos son de costes. Es decir, es una situación coyuntural de las materias primas. En cambio, la inflación monetaria es más difícil de controlar.

Por ello, cuando finalice la guerra, es previsible que los precios vuelvan a su situación anterior. Como ya sucedió hace cincuenta años al terminar la crisis del petróleo, aunque advierten que no será algo rápido.