El Gobierno desplegó este miércoles un batallón especial anti pandillas de 1.000 hombres para combatir a las temidas “maras”, en las remotas áreas rurales como en áreas urbanas.
El nuevo batallón especial recuerda los batallones de reacción inmediata utilizados por el Ejército durante la guerra civil de los años 80 y 90’s, por lo que se espera se endurezca aún más la estrategia represiva para frenar la escalada récord de violencia por parte de las pandillas.
La Fuerza Especializada de Reacción El Salvador, estará integrada por 600 militares escogidos entre las Fuerzas Armadas y 400 policías arduamente especializados en contra terrorismo. La fuerza se encargará de “perseguir y neutralizar” a los pandilleros en cerros, ríos y caminos rurales, que la escasa presencia de fuerzas de seguridad ha convertido en un territorio libre para los criminales, pero también podrá entrar en acción en áreas urbanas, como las autoridades lo crean necesario.
“Aquí de lo que se trata es de golpear a los malos, de golpear a los que están llevando incertidumbre, zozobra, terror, temor”, dijo el vicepresidente de la República, Óscar Ortiz, a cargo de las políticas de Seguridad del Gobierno.
El director de la Policía Nacional Civil (PNC), Howar Cotto, señaló que una de las primeras tareas del nuevo grupo es capturar a 100 líderes de pandillas.
Los efectivos del nuevo comando exhibieron fusiles de asalto, helicópteros y tanquetas durante un evento de propaganda presentado por el Gobierno.
La presentación se celebró en el antiguo cuartel de la extinta Guardia Nacional, símbolo de orden, disciplina y represión del delito antes que los acuerdos de paz la disolvieran como demanda de la entonces Guerrilla del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), ahora en el gobierno.
El lanzamiento de un batallón especial de características militares es a la fecha el paso más agresivo en una estrategia “manodurista” para enfrentar la criminalidad,
El nuevo batallón especial confirma, según analistas consultados, la militarización de la seguridad pública, acompañada del aumento de control en las cárceles y el endurecimiento de las penas para quienes cometan delitos, inclusive menores de edad.
La estrategia cuenta temporalmente con el respaldo de la oposición, mientras algunos de sus aliados en la izquierda critican que el presidente Sánchez Cerén, un ex guerrillero de 71 años que combatió al Ejército, utilice ahora tácticas de “mano dura” para resolver la violencia pandillera.
Por su parte, ante los detractores de la estrategia gubernamental, el vicepresidente Oscar Ortiz dijo a periodistas que “Esta no es mano dura”, asegurando que el comando respetará los derechos humanos. “Es una acción firme del Estado, del Gobierno, como un mensaje claro a los grupos criminales”, agregó.
La oleada de asesinatos que las autoridades achacan a una guerra territorial entre las dos principales pandillas, la Barrio 18 y su rival la Mara Salvatrucha, por el control de las extorsiones y la venta de droga en todo el país ha sido a la fecha imparable.