Los países de la Organización para la Cooperación Islámica (OCI), el bloque de países musulmanes más grandes del mundo, han acordado este martes reconocer Jerusalén Este como la capital del Estado palestino y han invitado al resto de naciones a hacer lo propio, en respuesta a la decisión de Estados UNidos, de declarar la ciudad como capital de Israel.
Un total de 57 naciones hablaron bajo una misma voz, la del anfitrión y presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, que actualmente actúa como presidente de la organización, para demostrar fortaleza ante la decisión de Trump que ha levantado críticas entre la comunidad internacional y ha provocado protestas en toda la comunidad musulmana. El documento declara lo siguiente:
“Declaramos Jerusalén Este como la capital del Estado de Palestina e invitamos a todos los países a reconocer al Estado de Palestina con Jerusalén Este como su capital ocupada”, se indica en el borrador de la declaración preparada hoy en Estambul por esta organización. La OCI incluye desde su fundación en 1969 a Palestina como miembro pleno, con su capital en Jerusalén.
El documento, presentado por “los reyes, jefes de Estado y de Gobierno de los Estados miembros de la Organización para la Cooperación Islámica (OCI)”, presenta en 23 puntos la postura del mundo musulmán ante la decisión de EE.UU. En ese texto, la OCI “rechaza y condena en los más fuertes términos” lo que llama una “decisión unilateral” de reconocer Jerusalén como capital de Israel, al que se refiere como “fuerza de ocupación”.
Los países musulmanes califican el anuncio de Washington de nulo y carente de legalidad y lo considera un ataque a los derechos del pueblo palestino y un “deliberado deterioro de todos los esfuerzos de paz”.
Erdogan ha tomado la delantera en criticar la decisión de Trump de anular décadas de política de los EE. UU. sobre el estado de la ciudad dividida, que alberga algunos de los sitios más sagrados del judaísmo, el cristianismo y el Islam, convirtiéndola en símbolo para reclamos entre rivales religiosos. Erdogan y el presidente israelí, Beniamín Netanyahu, han estado intercambiado criticas e insultos desde la declaración de Trump, lo que retrasa la posibilidad, si bien frágil, de reparar las relaciones entre sus dos naciones.
Según un comunicado hecho público por la OCI, la declaración final pedirá también a los miembros del organismo que impongan “restricciones políticas y económicas a los Estados, altos cargos, Parlamentos, empresas e individuos que reconozcan la anexión israelí de Jerusalén o colaboren con las medidas que intentan perpetuar la colonización israelí de los territorios palestinos ocupados”.
El comunicado también considera al Gobierno estadounidense “plenamente responsable de cualquier repercusión” de la “decisión ilegal” de reconocer Jerusalén como capital de Israel”, que considera “una clara deserción del Gobierno estadounidense de su rol como mediador de paz”.
Además, el texto alerta de que dará ímpetu a los movimientos extremistas y supone una amenaza a la paz y la seguridad internacional.
El presidente de Turquía, el islamista Erdogan, fue más lejos y acusó a los Estados de provocar un fuego que “quemará toda la región y el mundo” por su decisión de reconocer a Jerusalén como capital de Israel. “No puede haber una paz regional y global si no se encuentra una solución a la cuestión de Palestina”, dijo Erdogan en la apertura del evento.
En su calidad de presidente de turno de la OCI pidió el reconocimiento del Estado palestino. “Los países europeos tienen que dejar de someterse a la retórica de Israel de no reconocer a Palestina” y advirtió de que, tras la decisión estadounidense, esa es la única manera de lograr la paz.
Además, el borrador de la declaración pide a todos los miembros de la OCI incrementar su apoyo diplomático y sobre todo económico a Palestina y sus habitantes.
Con la decisión de Donald Trump, Estados Unidos se convirtió en el único país del mundo que reconoce como capital de Israel a Jerusalén, donde ninguna nación tiene su embajada debido a que, tras la anexión israelí de la parte oriental de la urbe en 1980, la ONU llamó a la comunidad internacional a retirar sus oficinas de representación de la Ciudad Santa. Los palestinos han reclamado durante años la parte oriental de la urbe (Jerusalén Este) como capital de su futuro Estado independiente, y han dado mucha importancia al futuro de la misma en las negociaciones de paz de las últimas décadas.