No todo marcha bien en el reino de Carlos Slim

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Durante más de 25 años, Slim ha dictado los términos de la industria de las telecomunicaciones en México y ha construido un imperio, lo que lo llevó a ser uno de los hombres más ricos del mundo.

Su fortuna se calcula en 50 mil millones de dólares, una cifra que lo ha puesto en la cima de la lista de multimillonarios de Forbes en más de una ocasión. Sus años de riqueza en México le permitieron expandir sus negocios a lo largo del continente americano con compañías que tocan casi todas las facetas de la vida moderna: telecomunicaciones, bancos, construcción y comercio minorista, entre otros.

Pero en su tierra, en México, el juego está cambiando. Y los analistas dicen que no hay mucho que Slim pueda hacer.

Decididos a acabar con su dominio, los líderes de los tres partidos políticos más importantes de México hicieron a un lado sus enemistades en los últimos años y sostuvieron reuniones secretas para socavar el dominio de Slim.

Ahora, el plan que tramaron para aumentar la competencia en la industria de las telecomunicaciones, convertido en ley hace dos años, está comenzando a tener efectos.

Las ganancias de la principal compañía de Slim, América Móvil, están en un declive pronunciado. Cayeron un 24 por ciento en 2015 y casi un 44 por ciento en el primer semestre de este año. Una métrica cuidadosamente analizada de la rentabilidad en Wall Street también ha caído, y las acciones de la empresa han disminuido en un 39 por ciento desde julio del año pasado.

En su informe trimestral de finales de julio, la compañía reconoció que el aumento de la competencia fue limitando sus ganancias en México. De acuerdo con la nueva ley, la empresa de Slim debe someterse a reglas especiales por ser la empresa de telefonía dominante en el país. No puede cobrar tarifas a sus competidores más pequeños cuando sus usuarios utilicen su red, por ejemplo. Se supone que la compañía debe compartir su infraestructura con los competidores, incluidas las torres para telefonía móvil, por lo que Slim dice que lo obligan a subsidiar a gigantes como AT&T.

“Lo que más ha cambiado y es más importante aquí son las autoridades y su actitud hacia su imperio”, explicó Ernesto Piedras, director general de Competitive Intelligence Unit, una empresa consultora y de investigación. “Esta es la primera vez que Slim no tiene una copia de todas las llaves”.

Los reguladores en México, a veces contra los deseos del gobierno, han tratado de controlar el dominio que ha mantenido Slim durante décadas y se han visto frustrados en cada ocasión.

Su monopolio era tan hegemónico que le costó a los mexicanos 13 mil millones adicionales al año entre 2005 y 2009, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico  (OCDE). Sin embargo, su riqueza, sus ejércitos de abogados y sus vínculos con el gobierno lo mantuvieron un paso por delante de los reguladores, según algunos exfuncionarios.

Pero cuando el Partido Revolucionario Institucional (PRI) volvió a la presidencia en 2012, buscó reafirmar su poder en un país donde el Estado —y no las grandes empresas— había sido el rey. Slim le ofrecía una forma de anotarse puntos con la ciudadanía: los mexicanos ya estaban cansados y se quejaban públicamente por lo que calificaban como un servicio caro y a menudo poco fiable.

La reforma de las telecomunicaciones era una parte esencial del impulso del presidente Enrique Peña Nieto para reestructurar la imagen de México y de su partido, que había gobernado el país durante setenta años antes de perder las elecciones por primera vez en el 2000. Peña Nieto prometió un nuevo PRI, uno dedicado a reactivar la economía. Prometió una nueva era para el país, a la que llamó “el momento de México”.

La celebración duró poco, ya que los escándalos de corrupción y de seguridad hicieron que los niveles de aprobación de Peña Nieto cayeran a un nivel nunca antes visto en un presidente en 25 años. Pero la reestructuración económica continuó. México está invitando a las empresas privadas a extraer petróleo. Los cambios en el sistema de educación pública ya están en marcha. Y Slim enfrenta una competencia real por primera vez.