Ver video.- No fue Federer ni Djokovic. Fue Nadal. Algo impensado hasta hace un par de meses, donde todo era incertidumbre a causa de las lesiones. El español se hizo gigante en Melbourne y reescribió la historia del tenis, una vez más. En la final del Abierto de Australia, se lo dio vuelta a Daniil Medvedev y lo superó por 2-6, 6-7, 6-4, 6-4 y 7-5 para así adjudicarse el tan ansiado Grand Slam N°21 (el segundo en tierra oceánica luego de su consagración en 2009), dejándolo como líder absoluto en dicha estadística.
Dos quiebres en el primer set le bastaron a Medvedev para quedarse con el parcial, donde hizo la diferencia en parte gracias a su servicio. Rafa había arrancado errático, y en la segunda tanda el trámite del partido se volvió más parejo, con el ruso teniendo que dar vuelta el marcador en dos ocasiones, en el 1-4 y el 3-5, llevándose finalmente el parcial en tie break. A pesar de estar abajo en sets, Nadal daba señales de que la historia podía estirarse, algo que efectivamente ocurriría. El español se quedó con el saque de su rival en el 4-4 de la tercera manga y eso fue suficiente para descontar en el resultado. El cuarto parcial ya era una realidad y el público estallaba en la Rod Laver.
Con otro semblante y aprovechando algunas desatenciones de su oponente, Nadal comandaría más acciones en el inicio del cuarto y, luego de 7 break points, se adelantaba 3-2. Un Rafa mucha más preciso y con más determinación terminaría igualando el encuentro con mucha más soltura y plantándose ya de una manera más agresiva en la cancha. Ya en el quinto set, la tensión se apoderaba de la noche australiana.