Por Mauricio Eduardo Colorado.-
En la presente semana Paris ha sido el escenario del màs brutal acto terrorista desde el ataque a las Torres Gemelas, en Nueva York, hace algunos años. Este feroz ataque se produce como resultado de un fanatismo irracional de algunos sectores del Islamismo que a los occidentales nos parece absurdo e inexplicable.
Y es que sin ser especialista en religiones no podemos, -o por lo menos nos cuesta creer- digerir la idea de que alguien entregue su vida por un ideal que cuesta digerir racionalmente, como es darle cumplimiento a la orden de darle muerte a los infieles, solo por el único hecho de no ser de la religión islámica.
Resulta increíble que en pleno siglo XXI, esa religión haya evolucionado y tenga aceptación al grado de que hayan logrado instalar, -por ahora precariamente-, instalar un gobierno en un determinado territorio, donde ejercen un dominio sobre un determinado grupo de personas que, por su gusto o a la fuerza obedecen a sus líderes, el Estado Islàmico.
Hasta el presente ya habíamos presenciado fílmicos en los cuales se decapitan niños (y adultos tambièn) por el simple hecho de ser Cristianos, o de diferente religiòn, que se niegan a abjurar de su religión. Las mujeres tienen una serie de costumbres prohibitivas como no poder salir de su casa si no es acompañada por un familiar cercano y tapadas desde la cabeza hasta los piès.
Retomando la idea inicial, es impresionante el poder que ese famoso Estado Islàmico (ISIS o EI) para que desafìe a todo un mundo occidental y después de cometer el, indignante ataque en Parìs, amenacen a las demás potencias del mundo, con involucrarlos en una conflagraciòn, de incalculables proporciones. Cuànta razón tendrá el Papa Francisco cuando declara que la tercera guerra mundial ya empezó.
Estos terroristas han logrado motivar a sus súbditos, con la promesa de un cielo lleno de placeres, a tal grado que han perdido el temor a la muerte, y fácilmente los inducen al suicidio, pero a condición de que su sacrificio, implique la muerte de màs “infieles”.
Por ahora han anunciado destruir Washington y la ciudad del Vaticano, por considerarlos los principales templos del mal que hay que destruir.
Ciertamente que el poder de la religión es un poder superlativo cuando pastores, de diferentes credos, abusando de la sencillez o ignorancia de su grey, manipulan al pueblo de Dios en tal o cual sentido, para favorecer con la idea de que ellos son los portadores de las llaves del reino de Dios.
Por nuestra parte no tenemos que descuidarnos porque el enemigo acecha, pero al mismo tiempo deberemos estar listos para ejercer nuestro derecho humano a vivir sin amenazas, y en libertad. No estaría demás, que el Imàn (Superior) de los musulmanes de nuestro país, Doctor Armando Bukele, diera alguna explicación de cómo y porquè la violencia ha tomado cuerpo en esa religión. Posiblemente alumbrarìa a muchas mentes que por ignorancia repudian al Islam.
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